Hola, comunidad de Hive!
Hace unos días les contaba con mucha emoción (y un poquito de nervios) cómo iban los preparativos detrás de escena para la jornada médico-académica “Más Allá de la Consulta”. Hoy, con el corazón lleno de alegría y gratitud, quiero compartirles que ¡la jornada fue todo un éxito!
No fue un camino fácil
Organizar un evento así no fue nada sencillo, de verdad. Fue uno de los retos más grandes que he tenido como médico residente. La logística, la coordinación, y el deseo de que todo saliera perfecto me tuvieron en tensión por semanas. Hubo momentos de estrés, de dudas, de cansancio… pero también de mucho aprendizaje y crecimiento personal.
El momento más difícil: vender las entradas
Lo que más me angustiaba era la venta de entradas. Al principio parecía que nadie se animaba a comprar. Cada día revisaba las inscripciones y el contador casi no se movía. ¡Me ponía muy nervioso! Me preguntaba si todo el esfuerzo realmente valdría la pena. Pero, de repente, todo cambió: la voz se corrió, la gente empezó a interesarse, y en pocos días… ¡se agotaron las entradas!
No sólo eso, sino que muchas personas se quedaron con ganas de venir. Incluso varios laboratorios se acercaron para ofrecernos su apoyo, pero el espacio ya no daba para más. ¡Nos quedó pequeño el lugar!
Una experiencia que me cambió
A pesar del estrés y las dificultades, disfruté cada momento. Ver a colegas, estudiantes y profesionales compartiendo, aprendiendo y creciendo juntos fue algo que me llenó de satisfacción. Me di cuenta de que organizar eventos no es nada fácil, pero el impacto que podemos generar va mucho más allá de la consulta diaria.
Esta jornada me enseñó que los límites muchas veces están solo en nuestra cabeza, y que con pasión y trabajo en equipo podemos lograr cosas increíbles.
Una reflexión que quiero compartir
Si miro todo lo que pasó, me doy cuenta de que lo más valioso no fue solo el evento en sí, sino todo lo que aprendí en el camino. Cada obstáculo, cada momento de duda, y cada pequeño logro fueron lecciones que me hicieron crecer.
Aprendí que el miedo a fracasar no debe detenernos, sino motivarnos a dar lo mejor de nosotros. Que la paciencia es clave cuando los resultados tardan en llegar, y que la perseverancia es lo que nos lleva a seguir adelante cuando parece que nada funciona. También entendí que no podemos hacer todo solos: el apoyo y la colaboración son fundamentales.
Además, esta experiencia me mostró lo importante que es salir de la zona de confort. Como médicos, estamos acostumbrados a la rutina clínica, pero aventurarnos a organizar algo así nos obliga a aprender cosas nuevas, como manejar equipos, comunicarnos mejor y liderar. Eso nos hace profesionales más completos y preparados.
Por último, me llevo la certeza de que cada esfuerzo vale la pena cuando lo haces con pasión y con un propósito claro. La sonrisa de un colega que aprendió algo nuevo, la pregunta que despertó una reflexión, o simplemente haber creado un espacio para compartir ideas, son recompensas que no tienen precio.
Por eso, quiero invitarte a que no le tengas miedo a los desafíos, a que creas en tus sueños y te animes a dar ese primer paso, aunque parezca difícil o incierto. Porque en este camino de aprender y crecer, cada experiencia suma, cada error enseña y cada logro nos acerca a ser la mejor versión de nosotros mismos.
¡Nos vemos en la próxima edición, que seguro será aún mejor!
PD: Todas las imagenes son de mi propiedad, tomadas desde mi dispositivo movil modelo Iphone 12