Ante todo, debo decir que me encuentro un tanto sorprendido por las nulas publicaciones sobre el gran triunfo del PSG por sobre el Inter, sorpresivo para mí, quizás no tanto que ganara el equipo francés sino por el abultado marcador con que lo hizo, jamás pensé que habría tanta diferencia y lo continúo pensando pese al resultado, creo que no pudo haber salido un partido más redondo para el equipo galo.
De todas maneras y pese a que se que muchos de nuestros habituales escribas de fútbol prefieren el español e inglés por sobre el francés y el italiano, pensaba que algunos podrían habernos dedicado sus opiniones y crónica de la final de la Champions, de todas maneras todavía creo que algún remolón se animará.
Ahora a lo que vinimos, frase que suele decir un conocido relator de nuestro medio cuando narra el inicio de una carrera de la Indycar o la Nascar.
Hablar de una carrera de F1 siempre es lindo y apasionante, y si la carrera ha sido anodina y falta de emoción, no importa, para nosotros los amantes de "los fierros" basta ver el semáforo rojo que pasa a verde o la bandera a cuadros que determina el final para que nuestra propia emoción alcance para escribir, opinar y explicar lo que ha ocurrido. Sin embargo eso no es todo en un gran premio, hay mucho más, comenzando con las prácticas libres, la clasificación y los momentos previos, cuando una marea de invitados se mezcla con los mecánicos e ingenieros para pasearse y disfrutar de un entorno que se ve pocas veces.
Aquí es donde me voy a detener hoy, mucho más que en la carrera misma de Montmeló que resultó algo emotiva aunque no tanto como para que el corazón lata más rápido, parece que no tendremos tanta lucha como sospechábamos hasta la carrera pasada, con Max Verstappen enloquecido, poco queda para el resto, pobre muchacho, "volcó" como dicen los jóvenes por aquí cuando alguien pierde los estribos al punto de tomar las peores decisiones y dejarles servido el campeonato a la pareja de Mclaren que dicho sea de paso están arrasando con todo. Creo firmemente que el campeonato no se irá de alguno de ellos a menos que ocurra una catástrofe de esas que no suelen ocurrir.
Y vuelvo entonces a la hora previa a la carrera, comenzando por esas bellas imágenes de las afueras de Barcelona, con el mar Mediterráneo de fondo, las lejanas siluetas de los Montes Pirineos sobre un flanco y la cercana cúpula del Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús, situado en la cima del Tibidabo, una famosa montaña española que alberga además un extraordinario parque de diversiones.
En medio de los vehículos ya alineados para la vuelta previa, surgieron de la nada varios jugadores de renombre, la mayoría de ellos ingleses que están de pasada porque esta semana hay fecha FIFA y deben enfrentar a Andorra, entre los más destacados estaban Jude Bellingham y Harry Kane, aunque también Nico Williams, Darwin Nuñez y Robert Lewandowski que compartió un momento con Terry Crews un ex jugador de Football americano y luego actor que ha trabajado en innumerables películas.
Por supuesto al haber fecha FIFA no podía faltar Gianni Infantino, su locuaz y extrovertido presidente que se prende en todo espectáculo haya alrededor del mundo, por suerte para El, los pasajes los paga la mayor asociación del fútbol porque de otra manera estaría hundido en la pobreza.
Los ex pilotos tampoco faltan a estas citas, uno de ellos, al que se vio departiendo amigablemente con todo el paddock, fue Emerson Fittipaldi, gratamente sorprendido con la buena clasificación para la carrera de la joven promesa brasileña Gabriel Bortoleto.
Como en todo Gran Premio vino el momento del himno nacional del país anfitrión, una grata sorpresa fue la interpretación por la orquesta de guitarras de Barcelona que no solamente interpretaron el himno de la nación sino también el de Catalunya. Las cámaras no dejaron de captar a Alonso y Sainz que no demostraron demasiada emoción, seguramente porque la concentración previa a la carrera no se los permitió.
Mientras se escuchan los sones de la canción patria, mostraron el trofeo que desde esta temporada está auspiciado por una reconocida marca de carteras y bolsos, el diseño del mismo está inspirado en Gaudí, el famoso arquitecto padre del modernismo catalán y constructor de La Sagrada Familia, el monumento más visitado en toda España que se encuentra a pocos kilómetros del circuito.
Luego de toda esta ceremonia vino la carrera, no sin antes un paneo del circuito donde pudo apreciarse algunas de las últimas reformas como por ejemplo los enormes paneles solares que se instalaron en los techos de algunas tribunas y bajo los boxes, una inversión de infraestructura eléctrica que garantiza la provisión de 1/3 de la energía necesaria para el funcionamiento anual de Montmeló.
Cuando las luces de la previa se apagaron, el semáforo pasó de rojo a verde, la carrera comenzó y no hubo grandes cambios a excepción de la mala largada de Norris que le permitió a Verstappen apoderarse del segundo lugar, me imaginé lucha por la primera posición al ver que el campeón vigente se acercó mucho a Piastri durante las dos primeras vueltas, pero solo fue una ilusión, apenas unos minutos le tomó al piloto de Mclaren tomar distancias suficientes como para disfrutar del liderato, que solo abandonó por contados instantes en las paradas en boxes para el recambio de neumáticos.
Como dije al principio, Verstappen tuvo un rapto de locura, quizás ante la impotencia de ver que no podría luchar en las últimas vueltas, su equipo le colocó neumáticos duros que son casi un segundo más lentos que los que les pusieron a los vehículos color papaya, no tenían otros, fue la explicación que le dieron desde su dirección técnica. Al relanzar la carrera luego de una bandera amarilla que demoró una eternidad con el auto de seguridad delante de los monoplazas, Max quiso apurar y patinó en la entrada a la recta principal, momento en que Leclerc aprovechó para quitarle la posición, limpiamente. Verstappen, no sé si porque vio mal la situación, no se cansaba de decir por radio que el 16 de Ferrari le había cerrado el paso y debía devolverle el lugar, solo en su imaginación había ocurrido eso. Pero allí no terminó la cosa, se le acercó peligrosamente el Mercedes de Rusell y casi lo había superado cuando el Red Bull de Verstappen se fue por afuera de la pista y volvió delante, la locura se apoderó totalmente del neerlandés cuando le informaron que debía dejar pasar al Mercedes, lo cerró y lo tocó cuando este lo estaba pasando y por ello le dieron 10 segundos de penalidad, de tercero, cuarto como mucho, pasó a décimo, ahora la desventaja de puntos respecto a los dos Mclaren es mucho más grande.
Y la carrera finalizó con Piastri ganador, Norris segundo y Leclerc tercero que se sube al podio por segunda carrera consecutiva.
Todo parece encaminarse a un nuevo campeón de pilotos que saldrá de alguno de los dos McLaren y el de constructores a repetir la hazaña del año anterior, del resto poco podemos decir, la mayoría anda a los tumbos y el que no, enloqueció.
Details of a Formula One Grand Prix
First of all, I must say I'm somewhat surprised by the lack of publications about PSG's great victory over Inter. It was surprising to me, perhaps not so much that the French team won, but because of the huge scoreline. I never thought there would be such a huge difference, and I still believe that despite the outcome. I think it couldn't have been a more well-rounded match for the French team. In any case, and even though I know that many of our regular football writers prefer Spanish and English football over French and Italian football, I thought some of them might have dedicated their opinions and reports on the Champions League final to us. I still hope some lingerers will be willing to give us their thoughts and report on it.
Now, back to what we were talking about, a phrase often used by a well-known commentator from our media outlet when reporting on the start of an IndyCar or NASCAR race.
Talking about an F1 race is always enjoyable and exciting, and if the race was dull and lacking in excitement, it doesn't matter. For us fans of the "metal" race, all it takes is seeing the red light turn green or the checkered flag that marks the end for our excitement to be enough to write, give our opinions, and explain what happened. However, that's not all there is to a Grand Prix. There's much more, starting with free practice, qualifying, and the moments leading up to the race, when a sea of guests mingles with the mechanics and engineers to stroll around and enjoy a rarely seen setting.
This is where I'm going to focus today, much more than on the race itself at Montmeló, which was somewhat emotional, although not as much as making my heart beat faster. It seems we won't have as much of a fight as we suspected up until last race. With Max Verstappen going crazy, there's little left for the rest of us. The poor guy, "overturned," as the youngsters around here say when someone loses their temper to the point of making the worst decisions and leaving the championship in the hands of the Maclaren duo, who, by the way, are sweeping everything. I firmly believe the tournament won't leave either of them unless a catastrophe occurs, one of those that rarely happen.
And so I return to the hour before the race, starting with those beautiful images of the outskirts of Barcelona, with the Mediterranean Sea in the background, the distant silhouettes of the Pyrenees Mountains on one flank, and the nearby dome of the Expiatory Temple of the Sacred Heart of Jesus, located atop Tibidabo, a famous Spanish mountain that also houses an extraordinary amusement park.
Amidst the vehicles already lined up for the pre-lap, several renowned players emerged from nowhere, most of them English, passing through because this week there's a FIFA match and they have to face Andorra. Among the most notable were Jude Bellingham and Harry Kane, but also Nico Williams, Darwin Nuñez, and Robert Lewandowski, who shared a moment with Terry Crews, a former American football player and later actor who has worked in countless films.
Of course, with the FIFA match being held, Gianni Infantino couldn't be missing, the loquacious and extroverted president who is always at the center of every event around the world. Fortunately for him, his tickets are paid for by the largest football association, otherwise, he'd be sunk in poverty.
Former drivers also attend these events. One of them, seen chatting amicably with the entire paddock, was Emerson Fittipaldi, who was pleasantly surprised by the strong qualification for the race of the young Brazilian star Gabriel Bortoleto.
As in every Grand Prix, the time came for the host country's national anthem. A pleasant surprise was the performance by the Barcelona guitar orchestra, which not only played the national anthem but also that of Catalonia. The cameras kept showing Alonso and Sainz, who didn't show much emotion, likely because the pre-race training didn't allow them to.
As the sounds of the national anthem played, they showed off the trophy, which, since this season, is sponsored by a renowned brand of handbags and purses. Its design is inspired by Gaudí, the famous architect, father of Catalan modernism and builder of La Sagrada Familia, the most visited monument in all of Spain, located just a few kilometers from the circuit.
After all this ceremony came the race, but not before a panoramic tour of the circuit where some of the latest renovations could be seen, such as the enormous solar panels installed on the roofs of some of the grandstands and under the pits, an investment in electrical infrastructure that guarantees the supply of one-third of the energy needed for the annual operation of Montmeló.
When the pre-race lights went out, the traffic light went from red to green, and the race began, with no major changes except for Norris's poor start that allowed Verstappen to take second place. I imagined a fight for first place when I saw the reigning champion closing in on Piastri during the first two laps, but it was only an illusion. It took the McLaren driver just a few minutes to gain enough distance to enjoy the lead, which he only relinquished for a few moments during pit stops for tire changes.
As I said at the beginning, Verstappen had a fit of madness, perhaps helpless to see he couldn't fight in the final laps. His team fitted him with hard tires that were almost a second slower than those fitted to the papaya-colored cars. They didn't have any others, was the explanation given by his technical director. At the restart after a yellow flag that delayed an eternity with the safety car in front of the cars, Max tried to push the limit and skidded at the entrance to the main straight, at which point Leclerc took advantage to take the position cleanly from him. Verstappen, perhaps because he misjudged the situation, kept saying on the radio that the Ferrari No. 16 had blocked his path and that he should give it back; it was only in his imagination that this had happened. But it didn't end there. Russell's Mercedes came dangerously close, and he had almost passed him when Verstappen's Red Bull went off the track and came back in front. The Dutchman went completely mad when he was informed that he had to let the Mercedes pass. He blocked it and touched it as it was passing him, and for this he was given a 10-second penalty, going from third or fourth at most to tenth. Now the points gap with the two Maclarens is much greater.
And the race ended with Piastri winning, Norris second, and Leclerc third, who climbed onto the podium for the second consecutive race.
Everything seems to be heading towards a new drivers' champion, one of the two McLarens, and the constructors' champion, who will repeat last year's feat. We can't say much about the rest; most are struggling, and those who aren't have gone crazy.
Héctor Gugliermo
@hosgug