Decir que el Botafogo es uno de los más grandes equipos de fútbol del Brasil no es descubrir nada.Por historia, por tradición, aunque últimamente anda de capa caída.
Ganó 19 campeonatos de Río de Janeiro, estableció récords y fue el emblema del fútbol brasileño de una época.
Pero por sobre todas las cosas fue la cuna del inmenso "Mané" Garrincha. Manoel Francisco dos Santos era su verdadero nombre. Lo de "Mané" era en alusión al pájaro: libre, puro y feo decían sus propios amigos, todas las virtudes condensadas en un apodo.
Por algunos tropiezos y supersticiones el Botafogo jamás pudo sacarse de encima la sensación de equipo desafortunado. Tal vez porque su época de su mayor esplendor coincidió con la vida (y la muerte) de su mayor ídolo: Garrincha. Por eso sus hinchas prefieren llamarlo con el apodo preferido: el Fogão.
El origen de la leyenda.
Según cuentan el mito o la leyenda de la mala suerte nació al final de la década del 40. Y los personajes en el imaginario popular carioca no podía ser distinto: un perro y el presidente de un club.
En esa época un perro negro y blanco, sin pertenecer a una raza específica, movedizo, entró a lasede del club por casualidad. Tal vez tratando de conseguir comida. Fue llamado Biriba y la traducción más cercana su nombre la encontramos en un juego de cartas de poker.
Se ganó el cariño de todos y se quedó a vivir en el estadio. Un día, en un partido complicado para el Botafogo, Biriba apareció en el campo de juego por azar -tal vez para jugar él también, como Uds saben a los perros les gusta jugar con la pelota- y el Botafogo ganó, también por azar.
En seguida fue adoptado como mascota. Lo vistieron de punto en blanco. Ropa a medida y lo sentaron en el banco de suplentes. Para las cosas relacionadas con el fútbol los brasileños se toman las cosas muy pero muy en serio.
Y el Fogão comenzó a ganar y a ganar. Imparable. Un deleite de fútbol y triunfos que condujo al título. Hacía 12 añós que el Botafogo no salía campeón. Parecía el fin de una maldición.
En el partido ante el Vasco da Gama trascendió que querían envenenarlo. A esa altura Biriba era sagrado. Los jugadores del equipo se turnaban para probar la comida antes del perro.
Por ironía de la suerte el mismo año de la desaparición de Biriba debuta Garrincha.
Un crack nacido como tantos otros en el desamparo y frustaciones de una sociedad postergada en la cual ser estrella de fútbol es la mayor revancha. Con una pierna más corta que la corta, con la columna vertebral torcida y con una poliomielitis infantil a sus espaldas no podía -teóricamente. jugar. Pero jugó. Su vida parecía inspirada en cualquier tramo del memorable film brasileño Ciudad de Dios, de Fernando Meirelles. Vivió y murió a su manera. De cirrosis.
El mismo Vinicius en un soneto dedicado a Garrincha dice: "O Anjo das pernas tortas" (El ángel de las piernas arquedas): "A un pase de Didí, Garrincha avanza / con el cuero a los pies, el ojo atento, / gambetea una vez, y dos, luego descansa / cual si midiera el riesgo del momento. // Tiene el presentimiento, y va y se lanza / más rápido que el propio pensamiento, / gambetea dos veces más, la bola danza / feliz entre sus pies, ¡un pie de viento! // En éxtasis, la multitud contrita, / en un acto de muerte se alza y grita / Su unísono canto de esperanza. // Garrincha, el ángel, escucha y asiente: ¡goooool! / Es pura imagen: una G que patea una O / dentro de la meta, la L. ¡Es pura danza!".
To say that Botafogo is one of the greatest soccer teams in Brazil is not to discover anything, by history, by tradition, although lately it has been in the doldrums.
He won 19 Rio de Janeiro championships, set records, and was the emblem of Brazilian soccer of a time.
But above all things it was the cradle of the immense "Mané" Garrincha. Manoel Francisco dos Santos was his real name. The "Mané" thing was in reference to the bird: free, pure and ugly, his own friends said, all the virtues condensed in a nickname.
Due to some setbacks and superstitions, Botafogo could never shake off the feeling of an unfortunate team. Perhaps because his time of his greatest splendor coincided with the life (and death) of his greatest idol: Garrincha. That is why his fans prefer to call him by his preferred nickname: Fogão.
The origin of the legend.
According to the myth or legend, bad luck was born at the end of the 1940s. And the characters in the popular imagination of Rio de Janeiro could not be different: a dog and the president of a club.
At that time a black and white dog, not belonging to a specific breed, moved, entered the clubhouse by chance. Maybe trying to get food. He was called Biriba and the closest translation of his name is found in a poker card game.
He won the affection of all and stayed to live in the stadium. One day, in a difficult match for Botafogo, Biriba appeared on the playing field by chance - perhaps to play himself, as you know, dogs like to play with the ball - and Botafogo won, also by chance.
He was immediately adopted as a pet. They dressed him in white knitwear. Tailored clothes and they sat him on the substitute bench. For things related to soccer, Brazilians take things very, very seriously.
And Fogão began to win and win. Unstoppable. A delight of football and triumphs that led to the title. Botafogo had not been champion for 12 years. It seemed like the end of a curse.
In the match against Vasco da Gama it emerged that they wanted to poison him. At this point Biriba was sacred. The team players took turns tasting the food before the dog.
By irony of luck, the same year that Biriba disappeared, Garrincha made his debut.
A crack born like so many others in the helplessness and frustration of a postponed society in which being a soccer star is the greatest revenge. With a leg shorter than the short one, with a crooked spine and with infantile polio behind him, he could not - theoretically. to play. But he played. His life seemed inspired by any part of the memorable Brazilian film Ciudad de Dios, by Fernando Meirelles. He lived and died in his own way. Of cirrhosis.
Vinicius himself in a sonnet dedicated to Garrincha says: "O Anjo das pernas tortas" (The angel with bowed legs): "A pass from Didí, Garrincha advances / with the leather at his feet, the watchful eye, / dribbles once, and twice, then rest / as if measuring the risk of the moment. // He has the feeling, and goes and throws himself / faster than the thought itself, / dribbles twice more, the ball dances / happily between his feet , A foot of wind! // In ecstasy, the contrite crowd, / in an act of death it rises and shouts / Its unison song of hope. // Garrincha, the angel, listens and agrees: goooool! / It's pure image: a G that kicks an O / into the goal, the L. It's pure dance! ".