
En los deportes nos hemos habituados a llamar milagros a hechos que son más el producto del esfuerzo, la constancia y la competividad que hechos sobrenaturales en si mismos.
Técnicamente hablando, los llamamos récords u plusmarcas cuando se trata de superaciones de marcas anteriores.
En muchos casos estos récords se van visto oscurecidos, especialmente en las décadas posteriores a los años 70, por substancias anabolizantes no permitidas llamadas en el jergo popular "dopantes", y la alegría por el récord y/o la medalla conseguida se ha visto apañada o disminuída por la sanción que la ha seguido.
Quien no recuerda en atletismo los récords fenomenales del italiano Pietro Menea en atletismo en los 100 mts o los aún perdurables en el tiempo 2,45 mts en el salto en alto del cubano Javier Sotomayor, en una época en la que no existían trajes aerodinámicos para luchar contra la fuerza del aire.
O los récords de Juan Manuel Fangio, Michael Scumacher o Lewis Hamilton de reciente en automobilismo.
Para no hablar de las inumerables preseas doradas logradas en natación por Micheal Phelps o Mark Spitz.
Por citar solo algunos, pocos ejemplos.
El fenómeno Pistorius.
Pero hoy me quiero referir a un atleta que supo ir más allá de estos condiciones donde la física y la misma ley de gravedad parecerían detenerse asombradas.
Estoy hablando del sudafricano Oscar Leonard Carl Pistorius, conocido en su momento simplemente por su apellido: Pistorius.
Múltiple campeón paraolímpico y autor de estos récords:
100 m 10"91 (2007)
200 m 21"30 (2012)
400 m 45"07 (2011)
Que tienen de raro estos tiempos?
Que los logró un atleta sin piernas, apodado "the fastest man on no legs" (el hombre más rápido sin piernas).
Corría gracias a un par de prótesis especiales de fibra de carbono, llamadas cheetah (guepardo).
Tuve la suerte de verlo correr en una demostración en el Golden Gala de Roma en el 2007.
Causaba impresión. Las piernas artificiales parecían las de un juego animado. Era increíble pensar como podían sostener en todo su peso un atleta de 78 kgs y permitirle correr a una velocidad superior a la de cualquier deportista no profesional.
Por una grave malformación al nacer sufrió, a la edad de 11 años, la amputación de sus piernas.
No obstante ello no se amilanó y comenzó a practicar deportes. Primero como medio de rehabilitación y luego por propia elección.
El rugby y el waterpolo lo vieron participar en los primeros años. Pero fue el atletismo el que lo consagró como un formidable atleta a nivel internacional.
Cuando en el 2012 logra coronar su mayor ambición que es la de poder participar a los Juegos Olímpicos de Londres declara:
Hoy verdaderamente es el día más orgulloso de mi vida. Haber sido seleccionado para representar al equipo de Sudáfrica en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, en las pruebas de 400m individual y 4×400m por relevos; es realmente un honor y estoy muy satisfecho de que hayan fructificado todos estos años de arduo trabajo, determinación y sacrificio.
Un glorioso 4 de agosto de 2012 hace historia cuando logra clasificarse a semifinales de los 400 metros.
El declino.
Esta excesiva presión mediática, su condición de atleta mutilado y su aficción por las armas fue creando en Pistorius una síndrome paranoica que lo llevaría a asesinar a su novia la modelo Reeva Steenkamp de cuatro disparos después de haberla golpeado repetidamente con un bastón de cricket.
Lo demás es crónica policial. Un juicio con toda la exposición de los mass media imaginables. Largo. Contradictorio. Donde por una parte se juzgaba al atleta fenomenal capaz de derrotar un destino cruel.
Y por otro lado un hecho criminal que se iba aclarando con el pasar del tiempo e iba denotando una actitud violenta y paranoica hasta ese momento desconocida.
La condena fue inevitable. Después de varias condenas, apelaciones, reconsideraciones, aumentos y disminuciones de las sentencias anteriores, se lo condenó definitivamente en el 2017 a 13 años y 5 meses de cárcel.
Oscar Pistorius auge y caida de un atleta excepcional que supo asombrar al mundo con una tenacidad y una fuerza de voluntad fuera de lo común.

In sports we have become accustomed to call miracles to facts that are more the product of effort, perseverance and competitiveness than supernatural facts in themselves.
Technically speaking, the so-called records or records when it comes to overcoming previous marks.
In many cases these records have been obscured, especially in the decades after the 70's, by anabolic substances not allowed in the popular jargon called "doping", and the joy for the record and / or the medal achieved has been fixed or diminished by the sanction that has followed.
Who does not remember in athletics the phenomenal records of the Italian Pietro Menea in athletics in the 100 mts or the still enduring 2.45 mts in the high jump of the Cuban Javier Sotomayor, at a time when there were no aerodynamic suits to fight against the force of the air.
Or the recent records of Juan Manuel Fangio, Michael Scumacher or Lewis Hamilton in motor racing.
Not to mention the countless gold medals won in swimming by Michael Phelps or Mark Spitz.
To cite just a few, a few examples.
The Pistorius phenomenon.
But today I want to refer to an athlete who knew how to go beyond these conditions where physics and the law of gravity itself would seem to stop in amazement.
I am talking about the South African Oscar Leonard Carl Pistorius, known at the time simply by his last name: Pistorius.
Multiple Paralympic champion and holder of these records:
100 m 10"91 (2007)
200 m 21"30 (2012)
400 m 45"07 (2011)
What's strange about these times?
They were achieved by a legless athlete, nicknamed "the fastest man on no legs".
He ran thanks to a pair of special carbon fiber prosthesis, called cheetah (cheetah).
I was lucky enough to see him run in a demonstration at the Golden Gala in Rome in 2007.
He was impressive. The artificial legs looked like something out of an animated game. It was incredible to think how they could support a 78 kg athlete at full weight and allow him to run faster than any non-professional athlete.
Due to a serious malformation at birth, he suffered the amputation of his legs at the age of 11.
Nevertheless, he was not discouraged and began to play sports. First as a means of rehabilitation and then by choice.
Rugby and water polo saw him participate in the early years. But it was athletics that established him as a formidable athlete at international level.
When in 2012 he achieved his greatest ambition, which was to be able to participate in the London Olympic Games, he declared:
*Today is truly the proudest day of my life. To have been selected to represent the South African team at the London 2012 Olympic Games in the 400m individual and 4×400m relay events is truly an honor and I am very pleased that all these years of hard work, determination and sacrifice have paid off.
On a glorious August 4, 2012, he made history when he qualified for the 400m semifinals.
The decline.
This excessive media pressure, his condition as a mutilated athlete and his fondness for weapons created in Pistorius a paranoid syndrome that would lead him to murder his girlfriend, model Reeva Steenkamp, with four shots after having hit her repeatedly with a cricket bat.
The rest is police chronicle. A trial with all the mass media exposure imaginable. Long. Contradictory. Where on the one hand the phenomenal athlete capable of defeating a cruel destiny was on trial.
And on the other hand, a criminal fact that was becoming clearer with the passing of time and was denoting a violent and paranoid attitude unknown until then.
Conviction was inevitable. After several convictions, appeals, reconsiderations, increases and decreases of previous sentences, he was finally sentenced in 2017 to 13 years and 5 months in prison.
Oscar Pistorius rise and fall of an exceptional athlete who knew how to amaze the world with uncommon tenacity and willpower
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