Hoy me siento inspirada a compartir un poco de mi viaje personal por Hive. Recuerdo con cariño mis inicios, allá por mis primeros años de universidad. Me sumergí en este mundo de la mano de una amiga nómada, y como buena aprendiz, empecé escribiendo sobre viajes, siguiendo sus pasos. Era lo que ella publicaba, y en ese momento, parecía lo natural.
El tiempo pasó, y pronto me di cuenta de una verdad innegable: yo no era viajera. O al menos, mi vida no giraba en torno a la aventura constante. Mantener un blog de viajes se volvió insostenible. Así que, poco a poco, fui explorando distintas temáticas. Fue un proceso de ensayo y error, hasta que finalmente, logré unir dos de mis grandes pasiones: la medicina y mi nuevo hobby, Hive.
Mis sueños de crecer y ver mis posts repletos de votos eran enormes. Confieso que en ese entonces, mi comprensión de Hive era bastante básica. Pensaba que era algo parecido a Instagram, donde los votos eran una especie de "me gusta" que valían dinero. ¡Qué ingenuidad! Pero esa curiosidad me llevó a descubrir todo un universo sobre criptomonedas y, lo que es más importante, a sumergirme de lleno en la comunidad.
Fueron tiempos emocionantes. Recuerdo con mucha alegría haber participado en podcasts de medicina en Discord, tanto en la comunidad Cervantes como en Radio Hive. Incluso tuve el privilegio de ser moderadora y curadora en una antigua comunidad llamada Repollo. Me encantaba la interacción, el aprendizaje constante y la sensación de ser parte de algo más grande.
Pero la vida, como suele pasar, siguió su curso. Me gradué, y con la vida adulta responsable llegaron las tareas fastidiosas como los pagos y las prioridades. De repente, me encontré desfasada de Hive. Publicaba cuando podía, a los golpes, y sin darme cuenta, perdí lo que más valoraba: la conexión humana. Esa interacción, ese intercambio de ideas que al final es lo que uno busca en cualquier red social.
La crisis de los 27 (versión digital)
Hoy, publicar se siente un poco vacío. Los comentarios escasean, la interacción es mínima. Es como lanzar contenido al vacío, esperando que un voto lo rescate. Y esa sensación, lejos de motivarme, me ha alejado aún más. Me encuentro en un punto que, irónicamente, deseé por mucho tiempo: ser un delfín. Pero la realidad es que soy un delfín perdido en este vasto océano de Hive.
Podría decirse que estoy viviendo mi propia crisis de los 27, pero en versión digital, versión creación de contenido. No sé bien cómo redireccionar mi cuenta para volver a sentir esa chispa, esa felicidad, esa creatividad y esa ilusión que me impulsaban al principio. Mi objetivo es volver a inspirar contando mis experiencias, conectar con otros de forma genuina, quizá mostrar mi lado más humano y, sobre todo, reconectar conmigo misma y con los demás en esta plataforma.
¿Algún consejo para este delfín perdido?
Si alguno de ustedes ha pasado por algo similar, o simplemente tiene algún consejo para reiniciar en Hive, reeducarme y reencontrar ese camino, estoy más que abierta a escuchar sugerencias y críticas constructivas.
¡Gracias por leerme! Nos vemos en el siguiente post con mucho más 🩷
PD: Todas las fotografías son de mi propiedad tomadas desde mi dispositivo móvil modelo IPhone 12