Normalmente los pasteles lo asociamos con cumpleaños, un evento que suele ser especial para la persona que lo suele celebrar junto con sus seres queridos: entre amigos y familiares. Pero, este es un caso diferente, dado que éste pastel tan hermosamente decorado con galletas y demás dulces -acompañado de unos postres muy populares, como el quesillo-, fueron encargados por otro motivo.
Dichos postres solicitados con anticipación ante la señora María, la cual se puede decir que es una mujer que tiene una personalidad tan dulce como sus propias creaciones. Ella es una profesional en su campo, que ha logrado ir perfeccionando sus técnicas y acabados con el pasar del tiempo, para dar lo mejor de si ante sus clientes, quienes la suelen contratarla por la excelente reputación en su labor.
Éstos dulces, ya listos y conservados en el refrigerador, serán entregados al Doña Graciela, su vecina. Una señora que pasa de los setenta años, y que a pesar de la edad aún siente que puede cuidar de su nieta, de apenas 12 años. Misma que se encarga de abrir la puerta al escuchar el timbre de su casa. Quien se encuentra con la señora María, la cual deja pasar debido a la confianza que le tiene; pero, la niña al notar que la señora María trae unos dulces, la chica llega a estallar de la emoción, por lo que de manera casi inmediata los va llevando a la mesa mientras grita el nombre de su abuela para que aparezca al instante.
Doña Graciela sale de su habitación con extrañeza, hasta que, se consigue con la señora María en la sala.
La vecina le cuenta que viene de visita debido a un encargo de unos postre por parte de su hija, para que lo disfruten ella junto a su nieta; por lo que su visita es muy breve, y debe de marcharse por tener que cumplir con otros compromisos. Se marcha no sin antes de entregarle una carta que es enviada con palabras de su hija; la cual dice: "Mamá. En estos días me he estado acordando mucho en ti, y creo que es por el cambio de estación. Ya estamos en verano. El cielo esta despejado y el sol totalmente radiante. Todo se ve muy colorido, así pasa con los árboles y césped, muy verdosos. Esto me hizo querer mandarte sin aviso alguno unos dulces como muestra de mi amor. Espero que lo disfrutes junto a tu nieta. Saludos y bendiciones a Estefanía. Con cariño, Carla".
Entre alegría y unas lágrimas, doña Graciela se despide de su vecina.
Al voltear su mirada tras cerrar la puerta, ella, siente una gran satisfacción al ver todo ordenado sobre la mesa.
Su nieta le hace gestos con la mano le indicar que se acerque. Le da un fuerte abrazo.
A pesar de la distancia que las separa, el amor y los buenos deseos las mantendrá siempre unidas.
Notas del autor
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