Viendo viejas fotos me encontré con recuerdos del aterrador 2020, con sus restricciones y su apocalipsis; del interminable 2021 con sus nuevas reglas y normalidad imposible; con ese miedo a los abrazos del que nadie hablaba, pero que permaneció latente por mucho más allá del 2022. Pero dentro de todo ese horror encontré muchas sonrisas, amor y fuerza.
Encontré capturas de pantalla de chats familiares, visitas clandestinas de amigos y familiares, fugaces y protocolares, para dejar frutas, medicinas, articulos de limpieza y otras cosas indispensables.
Esta foto donde aparecen mis padres es del 2021, es de, quiza, nuestro primer paseo después del encierro. Aún era de uso obligatorio el tapabocas (lo fue todo ese año) y aunque ellos estaban incomodos usandolo se animaron a acompañarme para hacer unas compras.
Fuimos al centro comercial y paseamos por las ofertas de una tienda de ropa muy famosa en la ciudad, donde nos compramos unas camisetas enormes que nos quedaban como vestidos, pero que costaban apenas 1 dolar cada una (valía la pena aunque fuera solo por la tela), decidimos que las usariamos de pijamas y nos reimos mucho con aquella compra. ¿Por qué esa talla? Bueno, era la unica que habia en esa oferta jajaja... Compramos otras cosas que necesitabamos, pero yo recuerdo especialmente esos camisones morados con los que pareciamos disfrazados.
Fue un día de risas y de amor en el que mis papás fueron todo el tiempo agarrados de la mano, como los ven en la foto, como siempre que van a alguna parte. Fue un acto de valentía para recuperar la normalidad perdida, aunque fuera bajo unas normas nuevas que algunos dias no parecian tener sentido.
Viajando por esos recuerdos, unos tristes, otros graciosos, me di cuenta que por muy duros que sean algunos años, siempre está en nosotros darnos la oportunidad de sonreir y de valorar los pequeños momentos de felicidad. Entonces tengo opción, recordar el 2021 como el año en que odié las restricciones de la pandemia o el año que compramos pijamas gigantes (y a juego), en oferta.
Imágen del álbum familiar
Looking through old photos, I found memories of the terrifying 2020, with its restrictions and apocalypse; of the endless 2021 with its new rules and impossible normalcy; of that fear of hugs that no one talked about, but that lingered long beyond 2022. But within all that horror, I found many smiles, love, and strength.
I found screenshots of family chats, clandestine visits from friends and family, fleeting and formal, to drop off fruit, medicine, cleaning supplies, and other essentials.
This photo of my parents is from 2021, perhaps from our first walk after lockdown. Masks were still mandatory (they were that entire year), and although they were uncomfortable wearing them, they decided to join me for some shopping.
We went to the mall and browsed the sales at a very popular clothing store in the city. We bought some oversized t-shirts that fit like dresses but cost only $1 each (it was worth it, even if it was just for the fabric). We decided to use them as pajamas, and we laughed a lot over that purchase. Why that size? Well, it was the only one they had on sale, haha. We bought other things we needed, but I especially remember those purple nightgowns that made us look like we were in costume.
It was a day of laughter and love, where my parents held hands the entire time, as you see them in the photo, like they always do when they go somewhere. It was an act of courage to regain our lost normalcy, even if it was under new rules that some days didn't seem to make sense.
Traveling through those memories, some sad, others funny, I realized that no matter how hard some years are, it's always within us to give ourselves the opportunity to smile and appreciate the small moments of happiness. So I have a choice: remember 2021 as the year I hated the pandemic restrictions or the year we bought giant (and matching) pajamas on sale.
Image from family album
