Hola amigos, los invito a participar del concurso de esta semana.
Por aquellos días, Julián estaba en Roma se tomó una semana de vacaciones, mientras decidía que hacer con su vida.
Al terminar su beca, se quedó sin dinero y sin la posibilidad de seguir estudiando arte en Bosnia.
Le gustaba sentarse a mirar los ocasos en cada destino, le recordaba por alguna razón las tardes en su infancia. Los atardeceres, los cielos, los aromas son diferentes, pero todos hermosos.
Esa tarde, decidió comer en un pequeño restaurante ubicado en la Plazza Navona. Unas cuatro mesitas pequeñas acomodadas bajo unos toldos coloridos, le daban a el ambiente una dulce y acogedora sonata.
Estar en Italia y no comer pizza es un sacrilegio, imperdonable para aquel que se hace llamar turista. Así que se sentó, pidió una pizza margarita y la acompaño con vino tinto.
En ese momento, Julián se sentía un actor de cine, una persona famosa, afortunado de estar vivo, de apreciar tanta belleza y disfrutar de la comida.
Sin embargo, cuando le dió el primer mordisco a la pizza, sintió que caía en un abismo. No era lo que esperaba. No era pizza de verdad
En seguida vino a su memoria el recuerdo de un sabor único, que lo ataba a un lugar, a una vivencia. Era la pizzería que quedaba en la esquina de la calle donde vivía en la Candelaria.
Podías pedir una pizza margarita y le colocaban extra de peperonni, queso, rúcula...jamón, maíz, lo que tú quisieras. Y dejaba de ser solo una pizza con tomate y poquito queso como la que se estaba comiendo😢.
Julián sintió nostalgia, había recorrido mundo, pero nada se comparaba con su amor por los sabores conocidos. Recordaba el Sushi en Japón, y su decepción por no tener plátano y queso crema🥺.
Los hot dogs en New York sin aguacate y queso rallado😡...y ni hablar de las lumpias que sirven en Taiwan. 😝
Julián sentía tristeza, esa que no te deja disfrutar de la experiencia plena, pues está en la búsqueda permanente de lo que ya no existe,un recuerdo del pasado.💔
