Y la imagen de hoy es...

Imagen propiedad de @lanzjoseg

La vida que Alejandro conocía cambio para mal cuando una serie de predicamentos se volvieron insoportables, y en un giro desafortunado termino en la calle.

Antes era sofisticado, se encaminaba a la cima de la escalera corporativa. Proveniente de una acomodada familia, su destino le sonreía mientras iniciaba una carrera legal llena de promesas. Pero los días oscuros llegaron sin aviso.

Su mundo colapsó por malas decisiones financieras y traiciones imprevistas; una fría noche de pronto se encontró sin hogar ni ánimos.
Su existencia dedica a recolectar basura en las calles.

su hogar era una caja de cartón y su única pertenencia era una mochila escolar que encontró en una de las muchas bolsas de basura que registraba diariamente, él buscaba con desesperación alguna cosa que restaurara su dignidad perdida.

Aunque la rutina resultaba extenuante, había desarrollado la habilidad de descubrir belleza en lo mundano.

Durante una mañana su mano encontró un objeto frío y brillante mientras examinaba un montón de desperdicios. Con precaución extrajo de la bolsa un anillo de compromiso cuyo diamante resplandecía aun entre la mugre.

El destino le había ofrecido una segunda oportunidad. Resuelto a enfrentarse a sus problemas sin rendirse, Alejandro llevó el anillo a un joyero del mercado cercano para venderlo.

A través del dinero que había obtenido, se registró en un taller de carpintería donde descubrió su pasión por la creación artística.

Con la paciencia de un artista aprendió a tallar madera y sus obras empezaron a captar la atención de los transeúntes.

Eventualmente estableció su propio taller donde convirtió restos olvidados en piezas únicas que narraban historias. El anillo había sido el valioso tesoro que lo ayudo a formar una vida digna, un futuro lleno de esperanza y de nuevas oportunidades.

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