Amigos de esta hermosa Colmena. Escribiré acerca imagen, que esta semana corresponde al concurso , Observa, Piensa y Escribe, programado por la comunidad, topfivefamily significa dar una vuelta hacia mis recuerdos. Agradezco los espacios, pues permiten, desarrollar mi pasión por escribir.
Imagen facilitada por la comunidad @topfivefamily
El día de hoy, cuando estaba en la cocina preparando el almuerzo, vino a mi memoria un gran recuerdo. Aquel hervido de res, que se prepara en casa de mamá. Que desde aquí, Buenos Aires, extraño, muchísimo, al igual que a todas mis querencias familiares que allá quedaron...
No solo es, tomar la sopa, el hervido, el sancocho, etc., porque nosotros le tenemos varios nombres de acuerdo a su contenido y ocasión; un sancocho, como puede ser de pescado, lo realizamos a la orilla de un río, en el patio de la casa, o en la playa, como motivo de celebración. Un hervido de gallina, por ejemplo, lo preparamos para reuniones, pero también como una medicina para levantar a algún enfermo. El de res, suele ser parte del menú rutinario en casa, pero cuando lo llamamos un Cruzado significa, echar en la olla, una gallina, la cual generalmente es más dura que la costilla con los huesos de res, juntos. Y la reina de las sopas de diario es la sopita de pollo, pero esa lleva papas.
Recordé el amanecer de cada primero de enero, donde la reina, de inicio del nuevo año, era una brutal olla con hervido para luego pasar ese día comiendo sopa, y seguir la fiesta familiar. Pues bien, en ese instante, estaba lavando algunas de las verduras que acá se pueden conseguir. Manoseaba, una zanahoria, un racimo de apio España, unas papas, y un buen trozo de auyama, en fin estaba por preparar un guiso con vegetales.
De inmediato, mi mente se perdió en el pasado y sentí una gran nostalgia. La que se siente cuando pruebas esa sopa, y no encuentras aquellos sabores, y sazón acostumbrada en tu paladar desde la primera vez cuando era una niña, y mamá me daba aquella sopita licuada con sabor a lagarto sin hueso, o de pollo, con papitas.
Aquel sabor, al parecer, cobró vida y se escapó de mis maletas, tal vez, solo para quedarse y esperar mi retorno a casa...