¿Moda o escape? Mi Entrada al Concurso Observa Piensa Escribe. SPN/ENG

Si tienen curiosidad, en el primer link podrán encontrar las pautas para participar. — If you are curious, you can find the guidelines for participating in the first link. They're also in english.

Cuando hablamos de moda, se nos viene a la cabeza el desfile de prendas de vestir que definirán los colores de una temporada. El corte de cuello o pantalón que hará lucir nuestra figura más armónica o aquello que destacará el gusto particular de la persona. La moda puede romantizarse, si hablamos en términos de expresar lo que somos, quienes somos... Sea a través de tu color favorito, un pendiente o un lazo característico que, con el paso del tiempo, será difícil de ver en otros.

 
Clase, prestigio, invisibilidad, comodidad. Pareciera que la moda puede adaptarse a lo que queramos siempre que podamos escoger cómo vendernos; porque la ropa en este tiempo no solo nos protege del medio sino que es nuestra portada hacía los demás. La moda es el "gusto colectivo" por una forma particular de vestir (RAE) y hace par con el término estadístico de "moda", en la que un valor aparece con mayor frecuencia. Más que distinguirnos, la moda podría unirnos a todos en gustos promedios.

¿Pero quién dicta cómo me visto? Unos prefieren Europa o Estados Unidos. En pandemia, Asia se hizo popular, sin caer en cuenta que es inevitable imitar para crear.

Lo notamos mucho después, cuando alguien externo nos mira y dice "ah, se parece a esto", "se lo vi a este otro". Ahí, dónde encuentras a las doñas en las tiendas, escondiendo la camisa que no se pudo llevar para venir por ella...o evitar que alguien más la encuentre.

When we talk about fashion, we think of the parade of clothes that will define the colors of a season. The cut of the collar or pants that will make our figure look more harmonious or that which will highlight the particular taste of the person. Fashion can be romanticized, if we speak in terms of expressing what we are, who we are... Whether it is through your favorite color, an earring or a characteristic bow that, with the passage of time, will be difficult to see in others.

Class, prestige, invisibility, comfort. It seems that fashion can adapt to whatever we want as long as we can choose how to market ourselves; because clothing in this day and age not only protects us from the environment but is our cover for others. Fashion is the "collective taste" for a particular way of dressing (RAE) and is similar to the statistical term "fashion", in which a value appears more frequently. Rather than distinguishing us, fashion could unite us all in average tastes.

But who dictates how I dress? Some prefer Europe or the United States. During the pandemic, Asia became popular, without realizing that it is inevitable to imitate in order to create.

We notice it much later, when someone outside looks at us and says "ah, it looks like this", "I saw it on this other guy". There, where you find the ladies in the stores, hiding the shirt they couldn't take home to come get it...or prevent someone else from finding it.

Por eso, esta imagen me parece curiosa. Todos hemos estado ahí alguna vez. Por que incluso yo me he visto encantada con la idea de comprar ropa. Ver, cotejar y escoger lo que más me gusta sin que me cueste mitad de mi sueldo, luego que, en una parte de mi vida, opté por solo recibir ropa como regalo. A segunda mano, y con tesoros de otras épocas que hoy solo tienen 2 tipos de visiones: la moda "Vintage" o simplemente anticuado.

He conocido personas que saben en qué tiendas la tela es de la mejor calidad-precio, costureros que con solo oler el zapato sabrán si es verdadero cuero, y ese alarmante sector que dice "si no es de marca no lo quiero", "si no está a la moda, mucho menos".

Recuerdo. Funaron a un amigo por responder en Facebook que a las industrias de la moda no les interesa si eres gordo o flaco, ellos solo venden. Pero el debate de si las industrias deberían de apoyar los movimientos nobles es eterno. Hay intereses. SHEIN, por ejemplo, y su revolución como Fast Fashion, la hace entrar en guerra con otros gigantes de ropa (Temu) que alimentan la insaciedad de lo bonito y lo barato; llevar día a día algo distinto a lo que otros puedan notar en nosotros.

 
Actualmente, según Británica y National Geographics, entre el 2000 y 2015, la producción de la moda rápida se duplicó, y, aunque no es casualidad que el éxito de SHEIN fue en el 2015, tres quintas partes de la ropa termina en vertederos e incineradores en menos de un año. Lo que fácil llega, fácil se va ¿no?

El encanto minimalista e inmediato está en todas partes cuando te vuelves adulto, y no está mal tener preferencia por la ropa de un determinado sector. El problema está en el manejo de la impulsividad, el consumo por la búsqueda del escape de nuestro mundo. Porque a veces, cuando caminas en un centro comercial céntrico, notas el deleite de las personas por vivir entre las luces de las tiendas, y apostar por el poder que les da cashea y la belleza del olor a nuevo, sin pensar en el comentario que nos inclina a necesitarlo cómo alimento.

Por eso suelo ir a estos sitios cuando no tengo dinero. La impulsividad ataca, pero de manera real, no hay como ejecutarla. Y quizás cuando vuelva, eso deseo no esté en la pieza. Gracias a eso son pocas las veces que compro el lugares de ropa masiva, y tuve la suerte de toparme con una tiendita cuya premisa de la vendedora fue "hago ropa porque ya en el mercado la demanda se separó de la variedad".

Me aseguraré que mi ropa no termine en Atacama, porque siempre puedo regalarla a alguien que de verdad la necesite.

That's why I find this image curious. We've all been there at some point. Because even I have been delighted with the idea of ​​buying clothes. Seeing, comparing and choosing what I like the most without it costing me half of my salary, after having, in one part of my life, chosen to only receive clothes as gifts. Second-hand, and with treasures from other times that today only have 2 types of visions: "Vintage" fashion or simply old-fashioned.

I have met people who know which stores have the best quality-price fabric, seamstresses who can tell if the shoe is genuine leather by just smelling it, and that alarming sector that says "if it's not a brand name, I don't want it", "if it's not fashionable, even less so".

I remember. A friend was banned for responding on Facebook that fashion industries don't care if you're fat or skinny, they just sell. But the debate about whether industries should support noble movements is eternal. There are interests. SHEIN, for example, and its revolution as Fast Fashion, puts it at war with other clothing giants (Temu) that feed the insatiability of what's pretty and cheap; to wear something different every day than what others might notice in us.

Because repeating a pair of pants during the week is not well received.
Because a contact centers requires you to dress formally even if he air conditioning doesn't work and no one is watching you.
Because to be beautiful you have to see stars, and sometimes that means cutting out food, from the plate and from the pantry.

Today, according to Britannica and National Geographics, between 2000 and 2015, fast fashion production doubled, and, although it is no coincidence that SHEIN's success was in 2015, three-fifths of clothing ends up in landfills and incinerators in less than a year. What comes easy, goes easy, right?

Minimalist and the immediate charm is everywhere when you become an adult, and it's not bad to have a preference for clothes from a certain sector. The problem is in the management of impulsiveness and consumption in search of escape from our world. Because sometimes, when you walk in a downtown shopping center, you notice people's delight in living among the lights of the stores, and betting on the power that cashea gives them and the beauty of the new smell, without thinking about the comment that inclines us to need it as food.

That's why I usually go to these places when I don't have money. Impulsiveness attacks, but in a real way, there's no way to execute it. And maybe when I go back, that desire won't be in the room. Thanks to that, there are few times that I buy in mass-market clothing stores, and I was lucky enough to come across a little store whose saleswoman's premise was "I make clothes because in the market demand has already separated from variety".

I will make sure that my clothes do not end up in Atacama, because I can always give them to someone who really needs them.