Una mañana de martes, mientras Julián tomaba su segundo café instantáneo del día (ese que ya no sabés si te despierta o te termina de liquidar), se puso a scrollear sin ganas por LinkedIn. Entre frases motivadoras y fotos de gente haciendo yoga en la oficina, apareció un aviso que le hizo frenar el dedo.
Era un post sencillo, sin diseño fancy ni hashtags trendy. Comenzaba diciendo: “Amigo, hoy en día hay gente programando en COBOL. Nada va a morir, nada se va a dejar de usar.”
Julián largó una risa. Porque era tan cierto como absurdo. En su laburo, el sistema que manejaba todo el inventario de la empresa corría en un servidor que hacía más ruido que un Fiat 600 subiendo la Cordillera. Y, sin embargo, no fallaba. Era feo, sí. Gris. Con botones pixelados que parecían sacados de Windows 95. Pero estable como perro viejo.

Cada vez que sugería hacerle algún upgrade, el jefe técnico soltaba su mantra: “Si no está roto, no lo arregles”. Pero claro, después venía el nuevo CTO, todo tatuajes, sneakers caras y lenguaje startupero, y decía que había que migrar TODO. Porque monolito era pecado, y que en la nube estaba la salvación.
Julián no estaba ni en contra ni a favor. Él solo quería que las cosas funcionen. Que si había que usar lo nuevo, que sea con sentido. Pero no tirar todo a la basura solo por “verse moderno”.
Esa tarde, decidió compartir el post. Le agregó algo como: “Hay tecnología vieja que es más confiable que muchos egos nuevos. Lo vintage no siempre es obsoleto.”
Al rato, empezaron a caer comentarios. Gente que contaba sobre sistemas en Pascal que seguían firmes como un roble. Otros que se quejaban porque los obligaban a cambiar cada seis meses de framework, como si fueran calzoncillos.
Y ahí Julián se dio cuenta: no estaba solo. Que en este mundo donde todo parece moverse más rápido que la luz, todavía había espacio para valorar lo que funciona, aunque no tenga animaciones con blur ni deploy en Kubernetes.
Y mientras terminaba su tercer café, pensó que tal vez el verdadero stack moderno era el sentido común.
La foto es un screenshot de un artículo que leí en LinkedIn.