Sólo de Dios recibimos la fuerza diaria para afrontar los diversos acontecimientos difíciles que pueden sobrevenir en nuestra vida. Dios es nuestro escudo protector y podemos confiar plenamente en que nos ayuda y nos defiende en el momento oportuno. Su palabra dice: "El Señor es mi fuerza y mi escudo; en él confía mi corazón; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y le daré gracias con cánticos. (Salmo 28:7)”. En este sentido, debemos ofrecer continuamente cantos de gratitud ante su presencia por todos los favores que nos ha hecho.
Only from God do we receive the daily strength to face the various difficult events that may occur in our lives. God is our protective shield and we can fully trust him to help us and defend us at the right time. His word says: "The Lord is my strength and my shield; in him my heart trusts; In him my heart trusts; from him I receive help. My heart leaps for joy, and I will give thanks to him with singing. (Psalm 28:7)”. In this sense, we should continually offer songs of gratitude in his presence for all the favors he has done for us.
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No podemos olvidar lo que dice el salmista: "El Señor es mi fuerza y mi escudo". La fuerza que recibimos cada día procede de Dios, que se glorifica en nuestras debilidades. Sabemos que en los momentos de angustia necesitamos protección y fortaleza, por eso, la confianza del cristiano debe estar centrada en Dios. El Señor será siempre ese escudo y esa fuerza que necesitamos en esos momentos de adversidad. El salmista nos aconseja que la confianza de nuestro corazón debe estar exclusivamente en Dios y no en los hombres o en las cosas materiales. Debemos estar siempre dispuestos a recibir la ayuda de Dios.
We cannot forget what the psalmist says: "The Lord is my strength and my shield". The daily strength we receive every day comes from God, who glorifies himself in our weaknesses. We know that in times of distress we need protection and strength, therefore, the Christian's trust must be centered in God. The Lord will always be that shield and strength that we need in those moments of adversity. The psalmist advises us that the confidence of our heart should be exclusively in God and not in men or material things. We should always be ready to receive God's help.
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