Descripción física

Era pequeña como de 50 centímetros de largo, de pelo negro liso azabache y solo tenía un puño blanco a la altura de su corazón, eso fue lo que más me gusto cuando me la regalaron su corazón blanco, su hocico era como cualquier perra distinta de su raza larga y no chato, de carácter dócil y noble, no recuerdo verla molesta ni que reaccionara con agresividad.

Como llego a mi Vida

Pelusa me fue regalada un domingo cuando acompañaba a mi padre a visitar a un amigo, este señor tenía una perrita que había parido hace tiempo y estaban regalando sus cachorros por lo que fui una de las afortunadas. Aprendí a quererla, cuidarla y ser responsable, sabia que era un ser vivo que padecía de dolor y se podía enfermar.

Vida de Pelusa

Estuvo en mi vida por pocos años únicamente 5, desde que yo tuve 4 hasta que tenía 9 años cuando ella falleció. Durante ese tiempo tuvo muchos partos, creo que más de 5 debido a que los perros callejeros se metían a la casa saltando las rejas del frente y abusaban de mi niña 😔, como dormía afuera en el patio esos perros la preñaban de noche y sin que nadie se diera cuenta, fueron pocas las veces que ella gritó o hacia algún sonido y en medio de la noche y salimos la familia, mi mamá, una tía y yo corriendo para protegerla, pero en más de una vez la encontramos enchufada, enchungada o como le quieras llamar a ese acto de reproducción jajaja y no podíamos separarla, era un caso imposible que terminaba en un embarazo no deseado, se preñaba.

Cada vez que mi mamá decía, pelusa está muy gorda, seguro que está preñada era para mí una emoción muy grande y empezaba a contar los días para tener esos bebes de pelusa en mis manos, imagínate para un niño es como tener juguete nuevo. En sus partos hubo variedad cachorros de distintos colores y números, a veces podían ser 8 o 9 cachorros y al final de sus años pocos, el último parto fue de dos perritos que parecían dalmatas, eran blancos con manchas negras que tenían en el mismo lugar se podían decir que eran gemelos, yo los bautice vaquitas.

Me gustaba como los trasladaba a sus hijos en su hocico de un sitio a otro, ella era una madre muy buena, amaba a sus cachorros, los celaba de las demás personas, familia y de desconocidos pero nunca de mí. Cuando sus cachorros crecían y tenían más de un mes o dos meses, nos dábamos a la tarea mi madre, una prima y yo de buscarle familia a cada perrito, pero al final se empezó a ser difícil porque todos nuestros conocidos y amigos tenían hijos de pelusa, la solución fue indagar algunas casas que nos parecían bonitas y durante unos días hacía de intrusa pasando y observando que no tuvieran otra mascota una vez que la investigación arrojara los resultados metía a algunos de los cachorros, tocaba el timbre de la casa y salía corriendo a ocultarme mientras veía a lo lejos si eran recibidos o no.

Esta parte no me gustaba, porque primero tenía que quitarles los hijos a pelusa y yo sabía que ella los iba a extrañar e iba a sufrir, luego comprometer esa familia a recibir un cachorro sin su consentimiento (lo hacía a escondidas), pero era la única solución no podía dejarlos sin hogar ni tenerlos en el mío, afortunadamente todas esas casas adoptaron a los perritos y eso me daba un leve respiro a mi angustia infantil.

Creo que Pelusa tuvo una vida feliz, pero no fue tan atendida como yo quisiera, ya que era una niña y mis padres tenían otras obligaciones, mi mamá tenía y sigue teniendo mucha carga sobre sus hombros, así que no estaba tan pendiente de Pelusa. Me ayudaban a bañarla una tía y mi abuela, con todo y eso siento que ella requirió más cuidados.