Siempre me han costado los inicios. “Empezar” es un esfuerzo que requiere disciplina, paciencia y una disposición especial que se parece mucho a la motivación. Pasa cuando queremos empezar aquella dieta que llevamos meses postergando, cuando comenzamos una rutina de ejercicio, cuando nos aventuramos a aprender algo nuevo en un contexto que no conocemos (como por ejemplo, una nueva red social), y pasa también cuando escribimos. Me pasa especialmente ahora que me he decidido a escribir esta introducción.
Hay algo que siempre me ha parecido un tanto reduccionista en las introducciones, porque parecen decir mucho pero realmente dicen tan poco… Creo que es porque hay tanto que nos hace ser nosotros que no puede ser colocado en palabras, que muchas veces nos quedamos cortos. Pero bueno, espero que con estas pocas líneas les pueda dar una idea más o menos fiel de quién soy. Aquí vamos.
Mi nombre es Alicia. Mis amigos me llaman Ali, Alice o Lilix. Este último nombre es una suerte de identidad online que he mantenido durante años en toda mi experiencia virtual. Gracias a las redes sociales he conocido personas increíbles, mantenido vínculos con muchas amistades que ya no viven cerca, y he entrado en contacto con perspectivas de mundo diversas a la mía y que valoro muchísimo.
Se preguntarán a qué me dedico, qué me gusta, cómo soy… Y bueno, lo primero que deben saber de mi es que soy malabarista.
Espero que a este punto me hayan imaginado usando un leotardo de colores estrambóticos y manejando al mismo tiempo, y muy ágilmente, una cantidad absurda de objetos de distintos tamaños y formas. Es una imagen divertida ¿no? Sin embargo no es por eso por lo que me considero malabarista.
Esa que ven arriba soy yo, y notarán que no estoy usando un leotardo. Está bien, lo admito, quise jugarles una broma con la imagen del malabarista, pero no se sientan engañados, verán cuánta razón tengo al llamarme así. Les cuento:
Me dedico a tres cosas fundamentales que tienen más o menos el mismo peso y que son precisamente los objetos que intento equilibrar, con mucho esfuerzo y a veces poca gracia. Tengo una vida profesional, una vida académica y una vida artística, vamos a llamarlas así.
Mi vida profesional está dedicada (actualmente) a la educación. Así es, empleo gran parte de mi tiempo a la enseñanza. Por ahora trabajo con niños de edades comprendidas entre los 12 y los 17 años, y es TODO un reto. Enseño dos materias que disfruto muchísimo: una de ellas es Literatura y la otra es una maravilla de asignatura llamada Teoría del Conocimiento, que me hace querer volver al colegio nada más para estudiarla, y que pertenece a un programa curricular muy especial. Si ya se están preguntando qué es la Teoría del Conocimiento, espero poder contarles más al respecto en un futuro, pero eso será en otra publicación. Les puedo adelantar que está íntimamente relacionada con la Filosofía, pero no son lo mismo (al menos no a nivel curricular).
Ahora, las palabras Literatura y Filosofía son clave para hablarles de mi segunda vida, la académica. Estudié Filosofía en una de las universidades más importantes de mi país. Me gradué hace ya varios años, y aunque no ejerzo la carrera realmente, creo que no sería quien soy si no hubiese estudiado Filosofía. En esta escuela aprendí a pensar, a escribir, a leer de verdad, aprendí a cuestionarme, a exigirme, a considerar siempre otros puntos de vista; adquirí herramientas indispensables para crearme criterios sobre todo lo que me rodea, descubrí nuevas maneras de aproximarme a lo que sabía y creía que sabía, y conocí a personas importantísimas en mi formación no solo académica sino humana. A la filosofía le debo mucho de lo que soy y lo que quiero ser. Más adelante también planeo hablarles más respecto a mi experiencia en esta área.
Por otro lado, siempre he sentido una afinidad especial con los libros, así que cuando me gradué del pregrado quise aventurarme a estudiar algo relacionado con la Literatura. Como hacer una carrera en Letras me parecía demasiado complicado (aunque muy atractivo) por cuestiones de tiempo y de metas a corto plazo que quería cumplir, decidí irme por otro camino. Y así fue que llegué a la Maestría en Literatura Latinoamericana, que actualmente curso en otra gran universidad de mi país.
Les había comentado antes que tengo una vida artística. Creo que esta es la constante más transcendente de las tres vidas, pues ha sido una especie de hilo conductor de mis sueños, mis deseos, mis metas y mis decisiones desde que soy muy pequeña.
Me gustaría decir que mi formación ha sido mucho más estructurada de lo que realmente es, pero como es el caso de todas las grandes pasiones, mi relación con las artes ha sido bastante caprichosa y volátil. Me gusta cantar y bailar desde que tengo memoria. Durante años he transitado por corales, ensambles, bandas, tributos, conservatorios y academias en las que he adquirido habilidades importantes y conocido gente genial.
Hace algunos años, unos 11, quizá, me topé con algo que acoplaba magníficamente tres de mis grandes intereses: el teatro musical. No fue por casualidad, de hecho fue una de mis grandes amigas (también de la escuela de Filosofía) la que me introdujo en este mundo, primero como interés, luego como hobby, y me hizo apreciar con otros ojos los trabajos musicales que admiraba desde pequeña. Desde hace tres años decidí que era una de mis metas a largo plazo formarme en esta disciplina, pues me parece muy enriquecedora y compleja, y siempre me han gustado los retos. Estoy consciente de todo lo que me falta por aprender para poder considerarme una verdadera profesional, aun cuando hace ya varios años que ejerzo profesionalmente (en tanto que es un trabajo remunerado) alguna de esas tres disciplinas. Lento pero seguro voy obteniendo más oportunidades de aprendizaje y espero en un futuro poder dedicarme a ellas con mayor entrega.
Se podrán imaginar lo complejo y terrible que son mis horarios… Sí, es así como lo imaginan, ¡y tres veces peor! Pero vale la pena a pesar del cansancio, el estrés, las quejas, el poco tiempo… Vaya que vale la pena. En medio de todo el caos que comprende vivir en Venezuela actualmente, dedicarme con pasión a estas tres cosas es lo que me permite encontrar el ímpetu para seguir adelante y no rendirme. Es imposible desprenderse de eso que llena el alma y nos hace sentir que la vida vale realmente la pena vivirla. Personalmente siento que estaría incompleta si tuviera que vivir sin una de esas tres vidas que existen paralelamente.
Dije que serían unas pocas palabras y miren todo lo que escribí… aunque me costó empezar le fui agarrando el hilo a medida que fui haciendo. Así es la vida también, ¿no les parece?
Pues ahora ya saben a qué me dedico, y de qué modo soy, realmente, una especie de malabarista. Si llegaron hasta aquí, no se aburrieron, y más bien creen que les gustaría saber más de lo que hago y quién soy, estén pendientes de mis próximas publicaciones, pues pretendo extender esta introducción en el futuro, para que así cada vez que publique algo conozcan algo nuevo sobre mí.
Les puedo adelantar una cosa más: me gusta hablar muuucho, por si no se habían dado cuenta, especialmente de lo que me gusta, así que prepárense para lo que viene.
xoxo