Mi madre siempre me ha dicho que no importa lo lejos que estés de tu nación, la tierra siempre te llamará; quizás lo dijo porque de una forma indirecta extrañaba ciertas cosas de Chile, pero en este caso el grito de este país fue tan fuerte, que no solo la arrastró a ella, sino a mi también.
No es un secreto que Venezuela está en su peor momento por un régimen que se aferra al poder con acciones retorcidas y sádicas, pero eso no evita que cada venezolano que escapa de su propio país no se lleve consigo un pedazo de una vida pasada. Yo, como un hijo de una inmigrante, siempre tuve la suerte de saborear dos tipos de culturas y ahora que me encuentro en Chile, puedo llenar mi paladar de nuevos sabores, sensaciones y vivencias.
Mi reto en esta nación es hacerla mi segunda patria, aprender a amar a un país desconocido es una forma indirecta de aprender a amar a una nueva versión de ti mismo, es por eso que en esta introducción, también estoy aprendiendo a conocerme: Yo también soy un espectador como ustedes.
Mis raíces siguen intactas, pero la tierra que tengo bajos mis pies me obliga a tomar lo mejor de mi y ponerlo en las apuestas más desconocidas que he realizado. Ser inmigrante no es fácil y es por eso que el proceso de adaptación puede tener un gusto agridulce. ¿Quién diría que un periodista como yo terminaría lavando platos en un restaurante? Ese es a veces el camino de un extranjero, pero no hay miedo en el paseo hacía el éxito. Quiero éxito, estabilidad y amor, pero una cosa a la vez.
El amor de mis amigos y mi familia me mantiene cuerdo, y ahí es donde entra Fulvia en el texto, quien tengo cuatro años sin verla, pero el hecho de ser un inmigrante nos acercó tanto como si siguiéramos en el mismo salón donde nos conocimos.
La cultura, el arte, el amor y muchos relatos graciosos nos acercaron tanto como un par de confidentes que se conocen tanto que no hace falta tantas explicaciones.
La palabra "Newen" forma parte del idioma Mapudungun (proveniente a los Mapuches), la cual significa "fuerza y esperanza". Que forma tan particular de unir dos aspectos importantes de la vida en una sola palabra, sin embargo me parece muy correcto, quien tiene esperanza debe ser fuerte y quien es fuerte debería tener esperanza por el futuro.
Eso es lo mejor que puede ofrecer Chile para todos los foráneos, esperanza y fuerza. No olvidemos que las personas malas no tienen nacionalidad, seamos justos y agradecidos de recordar que trabajando de forma humilde y correcta, ayudas a levantar un país.
¡Bienvenidos a esto que llamamos vida, la nueva vida como personas inmigrantes dentro de un planeta donde todos somos extraños y extranjeros!