Te volví a sentir lejos, o por lo menos más de lo que deseaba, tu olor se fue disipando poco a poco, y por más que aspiraba, cada día encontraba menos átomos de ti.
Triste, pero real.
Desperté, otro día más, desorientado y solo. No recordaba qué demonios había sucedido, el motivo por el cual, toda la enorme cama era para mí solo. Y sobre todo, a dónde habías ido, por qué ya no permanecías a mi lado.
Real y triste.
Aún dormido, con los ojos pegados, fui a lavar mi cara con abundante agua y regresé a la habitación a ver si ahora estaba todo en su lugar, todo como yo lo recordaba.
De nuevo, la realidad me golpeó, una enorme sensación de vacío se apoderó de mi ser y comenzaron a llegarme recuerdos de lo que sucedió, recuerdos que mi mente había estado tratando de borrar para no dañarme, para protegerme.
Ahora todo era mucho más triste que antes, quería volver a una realidad diferente a la que se presentaba ante mí, una en la que pudiera olerte siempre que lo deseara.