El niño le dijo a su padre que tenía miedo porque había un monstruo debajo de su cama. Para que el pequeño se tranquilizara, el padre accedió a agacharse para echar un vistazo. Entonces vio un engendro diabólico, que le dijo en voz baja:
-¡No me mires con esa cara! Tú también te habrías escondido si supieras lo que hay dentro del armario