Me encanta ese columpio aún a mis 52 años, es casi instintivo ver uno y correr a balancearme bien alto porque recuerdo con gran nostalgia la adrenalina que de niña me producía querer llegar más alto...y aún hoy la siento, por lo tanto es un columpio que quisiera tener en casa para ayudar a relajarme...
Jugar con la franqueza y la misma autenticidad que lo hace un niño nos mantiene sanos y libres...claro, ya no podemos hacerlo como un niño, pero debemos admitir que muchísimas de las habilidades que poseemos fueron adquiridas durante los juegos de nuestra etapa infantil.
Excelente tu post @neuropoeta y sobre todo educativa y bonita.
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RE: El instinto que no envejece: jugar como acto de resistencia (Esp/Eng)