Imagine for a moment that you are in a high school studying a career that you like, with a teacher who in affection and affection leads the way and, if that were not enough, with great fellow students. Without a doubt, these are the ideal conditions to learn and give the best of yourself. But suddenly, in just one day, everything changes radically due to a simple yet important fact: a change of teacher. Thus the scenario takes such an impressive turn that it can even lead you to feel something that you would not want others to feel for you, a contempt loaded with a bit of hatred that could lead you to show the worst of you.
That's what happened to me when I was in an academy studying customer service, with a teacher who from the first day won my heart and many students who soon became my friends. One day, the director told us that we would have another teacher for a month due to the health of the first one. At first I didn't think it would be so bad, but it only took one day for me to feel a certain contempt for the substitute teacher. Why? She was a very strict person, and her personality was not one to share affectionately with the students. On top of that, she was also inflexible with certain disciplinary measures, to the point that if she called your attention just once, she would be able to take you out of the classroom in the middle of class.
Imagina por un instante que estás en un instituto estudiando una carrera que te gusta, con una maestra que en afecto y cariño lleva la delantera y , por si fuera poco, con unos compañeros de estudio geniales. Sin duda alguna esas son las condiciones ideales para aprender y dar lo mejor de ti. Pero de pronto, en tan solo un día todo cambia de forma radical por un simple y a la vez importante hecho: un cambio de maestra. Así el escenario da un giro tan impresionante que incluso te puede llevar a sentir algo que no quisieras que otros sintieran por ti, un desprecio cargado con un poco de odio que podría llevarte a mostrar lo peor de ti.
Eso fue lo que me ocurrió estando en una academia haciendo unos estudios de atención al público, con una maestra que desde el primer día se ganó mi corazón y muchos alumnos que en poco tiempo se hicieron mis amigos. Cierto día, la directora nos dijo que durante un mes tendríamos otra maestra por causas de salud de la primera. Al principio no pensé que eso sería tan mal, pero bastó un solo día para yo llegar a sentir cierto desprecio por la maestra suplente. ¿Por qué? Era una persona muy estricta, y en su personalidad no era de compartir cariñosamente con los estudiantes. Además de eso, también era inflexible con ciertas medidas de disciplina, al punto de que si te llamaba la atención tan solo una vez, sería capaz de sacarte del salón en plena clase.
That was a traumatic and rather long day for me, to the point that I suffered a severe headache because of my discomfort. I remember that same night I talked to a cousin of mine and told her that I did not accept what was happening, even going so far as to consider the idea of not going back to school. The next morning, I stayed at home thinking about whether or not to go to class, until I finally decided to go. Because of my indecision I was a little late, which she didn't hesitate to mention with some sarcasm. Another long and heavy day, and so again I returned home with one more headache to my account.
I talked to my cousin again, but this time I felt so helpless that I even told her I didn't know what to do. That's when my cousin said a key phrase: "She must have something good!" Obviously my first reaction was outright denial, which then led me to think that that wasn't so far-fetched after all. So with that in mind, I set out to find something good in her that would allow me to be at ease and view her with less contempt than I already had for her. It would not be such an easy task to say, but at least thinking like this would keep me away from the idea of giving up my studies.
Aquel fue un día traumático y bastante largo para mí, a tal punto que sufrí un fuerte dolor de cabeza por mi molestia. Recuerdo que esa misma noche hablé con una prima mía y le dije que no aceptaba lo que estaba pasando, incluso llegando a considerar la idea de no volver al instituto. A la mañana siguiente, me quedé en casa pensando si iba o no a clases, hasta que al final decidí ir. Debido a mi indecisión llegué un poco tarde, cosa que ella no dudó en mencionarlo con algo de sarcasmo. Otro día largo y pesado, y así nuevamente regresé a casa con un dolor de cabeza más a mi cuenta.
Volví a hablar con mi prima, pero esta vez me sentía tan impotente que hasta le dije que no sabía qué hacer. Fue allí cuando mi prima dijo una frase clave: "¡Ella debe de tener algo bueno!" Obviamente mi primera reacción fue una absoluta negación, lo cual luego me llevó a pensar que aquello no era tan descabellado después de todo. Así que con eso en mente, me propuse a buscar algo bueno en ella que me permitiera estar tranquilo y verla con menos desprecio del que ya le tenía. No sería una tarea tan fácil que digamos, pero por lo menos ya pensar así alejaba de mi la idea de renunciar a mis estudios.
Only a couple of days were enough to find those positive points in her that would allow me to master my temper. I realized that she was a woman of firm and determined character, something that is undoubtedly very commendable in a woman. Also her obsession with discipline showed me that side of her teaching and ethics that every teacher should have, without letting anything jeopardize her teaching methods. For her, punctuality was something almost sacred, and although I saw it as somewhat exaggerated, I recognized that it was also a sign of her responsibility to her work.
All that worked, and for almost a month I was able to overcome the bad relationship that had existed between her and me from the beginning. There were even days when I dared to talk to her, seeing that despite her character she was a person with a noble and sincere heart. There were days when her temper would get quite intense, but by not giving in to the annoyance that would pass quickly. Finally the return of my first teacher was a fact, and that woman for whom I had aroused some contempt did not return to the institute. At some point I even asked about her, perhaps missing that experience that after all left me a good teaching.
Today I can hardly say that I hate or despise someone else, but I can't deny that I once felt and lived something like that with great intensity. The lesson? Regardless of our personality or the way we see others, the reality is that there will always be something good in someone that can stand out. Even feeling contempt for someone can be a sign to improve certain things in ourselves, because just as we can despise someone, we can also do things that earn us the contempt of others. And even from these experiences in our lives we can take away valuable lessons that when we look in front of us will always leave a deep mark to consider and meditate on.
Sólo un par de días fueron suficientes para encontrar esos puntos positivos en ella que me permitieran dominar mi temperamento. Me di cuenta que era una mujer de carácter firme y decidido, algo que sin duda alguna es muy encomiable en una mujer. También su obsesión con la disciplina me mostró ese lado de su enseñanza y ética que toda maestra debe tener, sin dejar que nada pudiese poner en riesgo sus métodos de enseñanza. Para ella, la puntualidad era algo casi que sagrado, y aunque yo lo veía un tanto exagerado, reconocí que eso también era muestra de su responsabilidad ante el trabajo.
Todo aquello funcionó, y por casi un mes pude sortear esa mala relación que desde un principio se dió entre ella y yo. Incluso hubo días en los que me atreví a hablar con ella, viendo que a pesar de su carácter era una persona con un corazón noble y sincero. Habían días que en su carácter se ponía bastante intensa, pero al no ceder a la molestia aquello pasaba rápidamente. Finalmente el regreso de mi primera maestra fue un hecho, y aquella mujer por quien desperté cierto desprecio no volvió al instituto. En algún momento llegué a preguntar por ella, quizás extrañando esa experiencia que detrás de todo me dejó una buena enseñanza.
Hoy difícilmente puedo decir que odio o desprecio a alguien más, pero no puedo negar que una vez sentí y viví algo así con gran intensidad. ¿La enseñanza? Sin importar nuestra personalidad ni la forma de ver a los demás, la realidad es que siempre habrá algo bueno en alguien que se puede destacar. Incluso hasta sentir desprecio por alguien puede ser una señal para mejorar ciertas cosas en nosotros mismos, pues tal como nosotros podemos despreciar a alguien, también podemos hacer cosas que nos ganen el desprecio de los demás. Y es que hasta de estas experiencias de nuestra vida nos podemos llevar valiosas lecciones que al mirar frente a nosotros siempre nos dejarán una huella profunda para considerar y meditar.
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Hasta pronto.