
ℜeconozco...
Reconozco que te convertiste en esa persona que me hace falta para respirar. Reconozco que una palabra tuya me cambia el mundo, reconozco que eres mi fuerza para luchar, reconozco que eres único; ¡sí, tú!, único a mis ojos.
También reconozco el dolor cuando me siento invisible delante de tu mirada; mientras mi alma te grita:
-¡Ven, te necesito! - eso que duele en lo más profundo de mi ser.
Cada latido es una agonía que no tiene fin y en esos momentos es cuando me tomas de la cintura, me miras a los ojos y me dices:- ¡aquí estás!-
Reconozco la inmensidad de lo que siento y del miedo que me da exponer mi corazón de esta manera, pero nunca diré qué habría pasado si lo hubiera hecho.
Con la frente en alto y con el corazón en la mano te digo ¡Te reconozco, mi amor! Mi alma… es tuya.
