Rescuing our memories and recording them will always be an activity that helps us to understand ourselves a little better, because the temporal distance between an experience and the present can give us a clearer view of the events or, on the contrary, time softens what we have lived, covering it with a benevolent mantle, making our lives more bearable.
In this fifth week of Memoir Monday the invitation is to talk about one of the best memories we have of our father, a topic that is not easy for me, here I tell you why.
My dad died when I was four years old. Was I able to keep memories of moments lived with him or are they just reconstructions of comments made by others and with which I made a picture of shared experiences? Maybe there is some of that, but for me there are some experiences that I remember as my own, one of them was the day we returned to Caracas with his body.
My father, at that time, was a pilot of a company established in the state of Apure, a region of the Venezuelan plains, approximately 400 kilometers from Caracas, the capital of the country, where we had our main residence. The plane crash where he died occurred in Puerto Ayacucho, a southern area of Venezuela about 300 km from San Fernando de Apure.
The truth is that all my paternal family lived in Caracas and we had an apartment in that city, so we all flew back to Caracas. My memory of that day was standing on the tarmac of the airport holding the hand of an aunt while they put a big box inside the plane. My aunt was crying and crying, as we walked the short distance to find the stairs and board the plane, I asked her why she was crying, hugging me, she replied that she had a toothache.
With time I understood that that was the trip where my dad's remains were going and that for my mom and her children it was a moment of family rupture, where dad became a present absence.
As well as that fragment of a certain moment I have others, my favorite, which is the subject that occupies us today, happened one afternoon when my mom took us out to play in the front yard of the house. I remember it was a long yard with a big tree located at one end and my dad had made us a swing set that he hung from the tree.
That afternoon we lined up to take turns on the swing, as we were five kids (4 girls and a boy) I guess we were a little rowdy. My mom helped us get on and swung us. When it was my turn and my mom pushed to swing me, the rope snapped and I went to the ground. I don't remember physical pain, but I do remember pain in my pride, because while I was crying my siblings were laughing, I stood up and went to the room crying.
My mother immediately went to console me and trying to calm me down, I remember she said very softly: -Mary, when you went through the kitchen, did you see the big animal there? I guess that calmed me down immediately, we quietly left the room and went to the kitchen. There was what in my memory was a huge babo (a reptile belonging to the alligator family).
From there, what I remember very vividly, was that soon after my dad arrived with several men and together they managed to grab the caiman, my dad gagged it, then they put it in a large tank that served as a swimming pool, which was in the backyard and was separated from the river by a fence, where it is presumed that the caiman entered the house. The caiman stayed there for many days until the authorities arrived to take it away, I like to think that they returned it to the river and not that they ate it, as they say that it is a very prized meat in this area.
Now, my memory of that moment is seeing my dad, dominating the situation, gagging the babo and putting it in the tank. I think that is where the image of the hero was formed that stayed with me for a long time and that led me to want to save him in relationships that I later had. Be that as it may, this is one of the most beautiful memories I have of my dad.
This is my participation in the proposal for the fifth week of Memoir Monday, an initiative of @ericvancewalton. Enter the link and join this interesting work of collecting your memories.
En Español
Rescatar nuestros recuerdos y dejarlos plasmados siempre será una actividad que nos ayuda a comprendernos un poco mejor, pues la distancia temporal entre una vivencia y el presente nos puede dar una óptica más clara de los acontecimientos o, por el contrario, el tiempo suaviza lo vivido cubriéndolo con manto de benevolencia haciéndonos la vida más llevadera.
En esta quinta semana de Memoir Monday la invitación es a conversar sobre uno de los mejores recuerdos que tenemos de nuestro padre, un tema que no me resulta fácil, aquí les cuento por qué.
Mi papá murió cuando yo tenía cuatro años ¿Pude conservar recuerdos de momentos vividos con él o son solo reconstrucciones de comentarios hechos por otros y con los cuales hice un cuadro de experiencias compartidas? Quizás haya algo de eso, pero para mí hay algunas vivencias que las recuerdo como propias, una de ellas fue el día en que retornamos a Caracas con su cuerpo.
Mi papá, en ese momento, era piloto de una compañía establecida en el estado Apure, región del llano venezolano a 400 kilómetros, aproximadamente, de Caracas, capital del país, donde teníamos nuestra residencia principal. El accidente aéreo donde muere ocurrió en Puerto Ayacucho, zona sur de Venezuela a unos, 300 km, de San Fernando de Apure.
Lo cierto es que toda mi familia paterna vivía en Caracas y nosotros teníamos un apartamento en esa ciudad, así que todos volvimos a Caracas en un vuelo. Mi recuerdo de ese día fue estar en la pista del aeropuerto agarrada de la mano de una tía mientras metían una gran caja dentro del avión. Mi tía lloraba y lloraba, mientras caminábamos la corta distancia para encontrar la escalera y subir al avión, le pregunté por qué lloraba, abrazándome, me respondió que le dolía mucho una muela.
Con el tiempo comprendí que ese fue el viaje donde iban los restos de mi papá y que para mi mamá y sus hijos fue un momento de ruptura familiar, donde papá pasó a ser ausencia presente.
Así como ese fragmento de un momento determinado tengo otros, mi favorito, que es el tema que nos ocupa hoy, ocurrió una tarde en que mi mamá nos sacó a jugar al patio delantero de la casa. Recuerdo que era un patio largo con un gran árbol ubicado en uno de los extremos y que mi papá nos había hecho un columpio que colgó del árbol.
Esa tarde hacíamos cola para montarnos por turno en el columpio, pues éramos cinco niños (4 niñas y un varón) me imagino que revoltosos. Mi mamá nos ayudaba a montarnos y nos columpiaba. Cuando llegó mi turno y mi mamá empuja para mecerme, la cuerda se reventó y fui a parar al suelo. No recuerdo dolor físico, pero si dolor en el orgullo, pues mientras yo lloraba mis hermanos se reían, me paré y me fui llorando para el cuarto.
Mi mamá en seguida fue a consolarme y buscando calmarme recuerdo que me dijo muy bajito: —¿Mary, cuando pasaste por la cocina, viste el animal grandote que está allí? Me imagino que eso me calmó de inmediato, sigilosamente salimos del cuarto y fuimos a la cocina. Allí estaba lo que en mi memoria era un enorme babo (reptil perteneciente a la familia de los caimanes).
A partir de allí lo que recuerdo de forma muy vívida, era que al poco rato llegó mi papá con varios hombres y entre todos lograron agarrar al babo, mi papá lo amordazó, luego lo metieron en un gran tanque que nos servía de piscina, el cual se encontraba en el patio trasero y que estaba separado del río por una cerca, por donde se presume que el caimán entró a la casa. Allí se mantuvo el babo por muchos días hasta que llegaron las autoridades para llevárselo, me gusta pensar que lo devolvieron al río y no que se lo comieron, pues cuentan que es una carne muy preciada en esta zona.
Ahora bien, mi recuerdo de ese momento es viendo a mi papá, dominando la situación, amordazando al babo y metiéndolo en el tanque. Creo que allí se formó la imagen del héroe que me acompañó por mucho tiempo y que me llevó a querer salvarlo en relaciones de pareja que posteriormente tuve. Sea como sea, este es uno de los recuerdos más hermosos que conservo de mi papá.
Esta es mi participación en la propuesta de la quinta semana de Memoir Monday, una iniciativa de @ericvancewalton. Entra al link y únete a este interesante trabajo de recoger tus memorias.
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Fuente de imagen: 1 - Fotografías: Archivo personal
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