La primavera austral ya se acerca, he visto florecer un diente de león temprano y los nuevos agujeros de las hormigas, hasta un mosquito de tamaño descomunal, que la verdad espero que no pique. Sería capaz de dejarme anémico de una sola chupada.
En medio de la humana inconformidad con el clima, estos últimos días, que mi madre llamaba de entretiempo, han resultado muy agradables. Ya no me congelo cuando me acuesto, hasta que el edredón acumula el calor, ni tengo que forrarme con tres capas de ropa, bajo la que no me puedo mover. Y lo mejor, la temperatura es ideal y el cuerpo parece que ni siquiera suda.
Alguien que sufre de alergias, me previno contra la primavera y el terrible polen de las flores que al parecer tienen la mala costumbre, en su opinión, de llenar las ramas de árboles y arbustos con multitud de colores.
Este árbol, en particular, me tiene fascinado. Lo encontré al doblar una esquina cercana a mi residencia, aquí en Buenos Aires y juraría que es un aguacate florecido. Palta le dicen por estos lados y la verdad no me seducen luego de haber comido los de concha (perdón, cascara) morada que nunca pesaban menos de 700 gramos. Pero me hace ilusión verlos aquí, tan cerca y a la mano, aunque sin permiso del dueño no tomaría uno.
[Aguacate (palta) cosechado en mi patio de Cumaná]
[Últimos en cosecha del 14 de octubre de 2023, foto en Facebook]
Otra experiencia agradable es que están apareciendo en las esquinas, vendedores con fresas, que aquí llaman frutillas y la verdad me da risa. Mi querida Madre no se contendría y diría; esos son fresones. Los que no tienen el mismo sabor son los cambures e imposible encontrar un plátano de freír, en cambio, naranjas y manzanas son excelentes. Una sorpresa resultó una pera, que al comprarla, pregunte de qué región era y el frutero muy sonriente me respondió: de Sudáfrica; levantó la caja y completó: aquí lo dice, de Ciudad del Cabo.
Ayer fui a comprar almendras y otras semillas, fuente de aceites saludables con que complementar la dieta y me encontré con un tesoro. Aceite de oliva virgen de primera prensada, artesanal de la provincia de Mendoza, tierra de donde viene el vino que me gusta, aunque tengo que probar los demás y la sidra que seguro no se queda atrás.
Destape el aceite, no más llegar a la casa y el aroma fuerte a aceituna, acompañó un agradable sabor. Ojalá encuentre más y sobre todo al mismo precio.
Confieso que compre el aceite planeando hacer un jabón, pero después de probarlo, el jabón tendrá que esperar hasta una aproxima compra. La ensalada es prioridad.