Path, road, blanket and an unreachable horizon but full of surprises and interesting places to discover. Places where time, prisoner of its own paradoxical circumstance, remains sullen, oblivious, one might say, to the imperatives of the inexorable law of movement. The walker knows this and in that wonderful certainty, he voluntarily allows himself to be seduced by the beauty of places and moments, like the seasoned dream catcher that he is.
He feels, as he walks through the old streets, that, due to some unforeseen, although fortunate event, his feet are raising the dust of Magical Spain: the Spain of yesterday; the Spain that everyone denies today, but to which everyone, deep in their hearts, wants to return. The usual Spain. That of our roots. Our beloved Spain.
Camino, carretera, manta y un horizonte inalcanzable pero lleno de sorpresas y lugares interesantes por descubrir. Lugares donde el tiempo, prisionero de su propia y paradójica circunstancia, permanece mohíno, ajeno, diríase, a los imperativos de la inexorable ley del movimiento. El caminante lo sabe y en esa maravillosa certeza, se deja seducir voluntariamente por la belleza de los lugares y de los momentos, como el avezado cazador de sueños que es.
Siente, a medida que recorre las viejas callejuelas, que, por algún imprevisto, aunque afortunado acontecimiento, sus pies van levantando el polvo de la España Mágica: la España de ayer; la España de la que hoy todos reniegan, pero a la que todos, en el fondo de su corazón, desean volver. La España de siempre. La de nuestras raíces. Nuestra querida España.
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