Hello, my fellow travelers! Today I'm sharing with you one of the gems that most captivated me in Havana: the majestic Havana Cathedral.
This Catholic church, an undisputed symbol of Cuba, is not just a place of worship; it's a journey back in time, located in the charming Cathedral Square, within the oldest part of the city.
As soon as you step into the square, the impact is immediate. The cathedral, a masterpiece of Cuban Baroque, stands surrounded by 18th-century colonial buildings. The sensation is magical: it's as if the centuries have gone back and the modern bustle has vanished.
Its façade is beautiful. The two unequal towers give it a unique and fascinating character. I spent a long time admiring its details, stones, and the curious asymmetry that, far from being a defect, is its hallmark. After this contemplation, I climbed the entrance steps with great anticipation.
And what a surprise the interior is! Robust columns and a vaulted ceiling impose solemnity.
But what truly captured my gaze was the octagonal dome: a heavenly eye through which sunlight enters, illuminating the main altar with an almost divine clarity.
A dazzling metal chandelier with crystal drops hangs from it, adding a touch of elegant beauty.
The church is divided into three naves. The Central Nave guides the eye directly to the impressive main altar, dedicated to the Virgin Mary of the Immaculate Conception.
Its decoration is an explosion of color and exquisite goldsmithing that deserves admiration.
The Side Naves house beautiful chapels. In one of them, I found a profoundly Cuban symbol: the venerated Virgin of Charity, patron saint of the island.
A fact that surprised me: Did you know that this cathedral housed a historical treasure? The remains of Christopher Columbus rested here in a funerary monument until, after Cuba's independence, they were moved to the Cathedral of Seville.
My Bell Tower Adventure
The experience was enriched when I ventured up to the bell tower. Access is through a side door and a steep, narrow stone staircase. I climbed carefully, but the solidity of the construction instilled security.
Upon reaching the first level of the bell tower, with its three imposing bells! I was rewarded with a wonderful view of the plaza and Old Havana.
To reach the upper bell tower, there is another staircase, this one made of wood. Although it seemed sturdy, I decided not to climb alone this time... But I promise to return with someone to conquer that summit and share this unique experience with you!
My visit to the Havana Cathedral was absolutely unforgettable. From the overwhelming beauty of its interior, steeped in art and spirituality, to the emotion of contemplating the city from the heights of its bell tower. It is, without a doubt, one of those places you can't miss if you visit Havana. It's not just seeing a cathedral; it's feeling the heartbeat of Cuban colonial history, immersing yourself in its art, and experiencing a unique experience.
See you soon!
Historical data was found on this site.
VERSIÓN EN ESPAÑOL
Catedral de La Habana: Una Visita Impostergable en el Corazón Colonial
¡Hola, mis amigos viajeros! Hoy les comparto una de las joyas que más me cautivó en La Habana: la majestuosa Catedral de La Habana. Este templo católico, emblema indiscutible de Cuba, no es solo un lugar de culto; es un viaje en el tiempo situado en la encantadora Plaza de la Catedral, dentro de la parte más antigua de la ciudad.
Al pisar la plaza, el impacto es inmediato. La catedral, una obra maestra del barroco cubano, se alza rodeada de edificios coloniales del siglo XVIII. La sensación es mágica: es como si los siglos retrocedieran y el ajetreo moderno se desvaneciera.
Su fachada es preciosa. Las dos torres desiguales le otorgan un carácter único y fascinante. Me quedé un buen rato admirando sus detalles, piedras y la curiosa asimetría que, lejos de ser un defecto, es su sello de identidad. Tras esta contemplación, subí los escalones de acceso con gran expectación.
¡Y vaya que el interior sorprende! Columnas robustas y un techo abovedado imponen solemnidad. Pero lo que realmente capturó mi mirada fue la cúpula octagonal: un ojo celestial por donde entra la luz del sol, iluminando el altar principal con una claridad casi divina. De ella pende una deslumbrante lámpara de metal con lágrimas de cristal, añadiendo un toque de elegante belleza.
El templo se estructura en tres naves. La Nave Central guía la vista directamente hacia el impresionante altar principal, dedicado a la Virgen María de la Inmaculada Concepción. Su decoración es una explosión de color y orfebrería exquisita que merece admiración.
Las Naves Laterales albergan hermosas capillas. En una de ellas, encontré un símbolo profundamente cubano: la venerada Virgen de la Caridad, patrona de la isla.
Un Dato que me sorprendió: ¿Sabían que esta catedral guardó un tesoro histórico? Aquí descansaron los restos de Cristóbal Colón en un monumento funerario, hasta que tras la independencia de Cuba fueron trasladados a la Catedral de Sevilla.
Mi Aventura del Campanario
La experiencia se enriqueció cuando me aventuré a subir al campanario. Se accede por una puerta lateral y una empinada y estrecha escalera de piedra. Subí con cuidado, pero la solidez de la construcción transmitía seguridad. Al llegar al primer nivel del campanario, ¡con sus tres imponentes campanas!, fui recompensada con una vista maravillosa de la plaza y La Habana Vieja.
Para llegar al campanario superior hay otra escalera, ésta de madera. Aunque parecía firme, decidí no subir sola esta vez... ¡Pero prometo volver acompañada para conquistar esa cumbre y compartirles esa vivencia única!
Mi visita a la Catedral de La Habana fue absolutamente inolvidable. Desde la sobrecogedora belleza de su interior, cargado de arte y espiritualidad, hasta la emoción de contemplar la ciudad desde las alturas de su campanario. Es, sin duda alguna, uno de esos lugares impostergables si pisan La Habana. No es solo ver una catedral; es sentir el latir de la historia colonial cubana, sumergirse en su arte y llevarse una experiencia única.
¡Hasta pronto!
