Long before the creation and popularization of the internet, society was already (and continues to be) manipulated in a forceful way around the world. Nowadays, manipulation reaches more alarming levels because all the vehicles that seek to reproduce the news fight for an audience and always want to deliver it first hand. There are countless cases of media manipulation in Brazil, mainly involving large and famous broadcasters. Doing a brief search it is not difficult to find examples of these manipulations, especially in the more political spectrum, which unfortunately ends up being an inexhaustible source of traditional manipulation and history for Brazilians.
Access to information is practically instantaneous, but at the same time, it is often distorted, serving the interests of those who are working behind the news and obviously how all of it will be conveyed to the broad masses (who unfortunately do not usually think about what they are reading or watching, they just “consume” the facts presented without asking further questions). Within this dome, the perfect storm is formed for those who - in some way - end up achieving different types of profits (from the money itself, to the favors that end up being “strategically” charged in some more specific situation). The game is very well architected.
This is a relatively simple and straightforward question. On the one hand, we have the traditional media outlets that theoretically “strive” to deliver all the facts as quickly as they can (as they happen, obviously, and thus creating some particular interest for the station owners... . such as news involving religion or politics, for example). On the other side, there is a nation (or rather, a part of it) that only receives the news and does not usually reason about topics (unless there is some particular interest in a certain type of news). Therefore, it is relatively easy to move the strings and tell stories in less than truthful ways.
Unfortunately, here in Brazil this happens very often. The work of manipulation is very well done, and it is not necessary to make much effort because we have a nation that is currently politically polarized and this facilitates a behavioral fissure that ends up encouraging unnecessary discussions, and that only favors the interests of those who work in the behind the scenes of the media. The root goes even deeper when we talk about issues that have a more routine impact (such as the prices of food, household appliances and electronics), because this layer brings a corporate fight that consumes people's minds with a veritable bombardment of frequent advertisements.
Within these marketing strategies (ranging from radio, television and smartphones... every territory is explored), what matters is not analyzing the financial situation of consumers, but just convincing them to buy more and more products. Add the presence of other sectors (such as the music sector, for example) and TV commercials bring greater weight to your objectives. All of this is done in a shameless way, just to stimulate an unbridled and highly harmful network of consumerism. An extremely efficient type of manipulation, which has been working for many years. This is such a controlled sector that it even becomes predictable in its types of movements.
I could still mention many other examples of media manipulations in relation to Brazilians (involving health, education, security, employment, justice... anyway, the list is long), but I believe that I have already made myself understand what I've already written this far. Add this to an executive, judiciary and legislative system that has a bias towards censorship, and it is not difficult to imagine how this entire media scenario works in these lands. There is a lot of false moralism involved when it comes to freedom of expression in Brazil, and the government itself confirms that I think in a totally pessimistic way about this. We are very far from a dictatorship, but not so close to freedom.
Mucho antes de la creación y popularización de Internet, la sociedad ya estaba (y sigue estando) manipulada de manera contundente en todo el mundo. Hoy en día la manipulación alcanza niveles más alarmantes porque todos los vehículos que buscan reproducir la noticia luchan por una audiencia y siempre quieren entregársela de primera mano. Son innumerables los casos de manipulación mediática en Brasil, que involucran principalmente a grandes y famosas emisoras. Haciendo una breve búsqueda no es difícil encontrar ejemplos de estas manipulaciones, especialmente en el espectro más político, que lamentablemente termina siendo una fuente inagotable de manipulación tradicional e historia para los brasileños.
El acceso a la información es prácticamente instantáneo, pero al mismo tiempo muchas veces distorsionado, sirviendo a los intereses de quienes trabajan detrás de las noticias y obviamente a cómo toda ella será transmitida a las grandes masas (que lamentablemente no suelen pensar en lo que están leyendo o viendo, simplemente “consumen” los hechos presentados sin hacer más preguntas). Dentro de esta cúpula se forma la tormenta perfecta para quienes - de alguna manera - terminan logrando distintos tipos de ganancias (desde el dinero en sí, hasta los favores que terminan siendo cobrados “estratégicamente” en alguna situación más específica). El juego está muy bien diseñado.
Esta es una pregunta relativamente simple y directa. Por un lado, tenemos los medios de comunicación tradicionales que teóricamente “se esfuerzan” por entregar todos los hechos lo más rápido posible (cuando suceden, obviamente, y creando así algún interés particular para los propietarios de las estaciones... como las noticias relacionados con religión o política, por ejemplo). Del otro lado, hay una nación (o mejor dicho, una parte de ella) que sólo recibe noticias y no suele razonar sobre temas (a menos que haya algún interés particular en cierto tipo de noticias). Por lo tanto, es relativamente fácil mover los hilos y contar historias de maneras poco veraces.
Desafortunadamente, aquí en Brasil esto sucede muy a menudo. El trabajo de manipulación está muy bien hecho, y no es necesario hacer mucho esfuerzo porque tenemos una nación que actualmente está políticamente polarizada y eso facilita una fisura comportamental que termina fomentando discusiones innecesarias, y que sólo favorecen los intereses de quienes trabajar detrás de escena de los medios de comunicación. La raíz es aún más profunda cuando hablamos de temas que tienen un impacto más rutinario (como los precios de los alimentos, los electrodomésticos y la electrónica), porque esta capa trae consigo una lucha corporativa que consume la mente de las personas con un verdadero bombardeo de anuncios frecuentes.
Dentro de estas estrategias de marketing (que van desde la radio, la televisión y los smartphones... se exploran todos los territorios), lo que importa no es analizar la situación financiera de los consumidores, sino simplemente convencerlos de que compren cada vez más productos. Añade la presencia de otros sectores (como el sector musical, por ejemplo) y los anuncios de televisión aportan mayor peso a tus objetivos. Todo esto se hace de manera descarada, sólo para estimular una red de consumismo desenfrenada y altamente dañina. Un tipo de manipulación extremadamente eficaz, que lleva muchos años funcionando. Se trata de un sector tan controlado que incluso se vuelve predecible en sus tipos de movimientos.
Todavía podría mencionar muchos otros ejemplos de manipulaciones mediáticas en relación con los brasileños (en materia de salud, educación, seguridad, empleo, justicia... en fin, la lista es larga), pero creo que ya me he hecho entender lo que quiero. Ya he escrito hasta aquí. Si a esto le sumamos un sistema ejecutivo, judicial y legislativo que tiene un sesgo hacia la censura, no es difícil imaginar cómo funciona todo este escenario mediático en estas tierras. Hay mucho moralismo falso en lo que respecta a la libertad de expresión en Brasil, y el propio gobierno confirma que pienso de manera totalmente pesimista al respecto. Estamos muy lejos de una dictadura, pero no tan cerca de la libertad.
Muito antes da criação e da popularização da internet, à sociedade já era (assim como continua sendo) manipulada de maneira contundente ao redor do mundo. Nos dias atuais, a manipulação atinge níveis mais alarmantes porque todos os veículos que buscam reproduzir as notícias, lutam por audiência e querem entregá-las sempre em primeira mão. Os casos de manipulação midiática no Brasil são incontáveis, principalmente envolvendo as grandes e famosas emissoras. Fazendo uma breve pesquisa não é difícil encontrar exemplos dessas manipulações, principalmente no espectro mais político, que infelizmente, acaba sendo uma fonte inesgotável de manipulação tradicional e história para os brasileiros.
Os acessos as informações são praticamente instantâneos, mas ao mesmo tempo, muitas vezes distorcidos, atendendo aos interesses de quem está trabalhando por trás das notícias e obviamente em como todas elas serão veiculadas para as grandes massas (que infelizmente não costumam pensar sobre o que estão lendo ou assistindo, apenas “consomem” os fatos apresentados sem fazer maiores questionamentos). Dentro desta redoma está formada a tempestade perfeita para quem - de alguma maneira - acaba conseguindo diferentes tipos de lucros (desde o dinheiro em si, até os favores que acabam sendo “estrategicamente” cobrados em alguma situação mais específica). O jogo é muito bem arquitetado.
Trata-se de uma questão relativamente simples e direta. De um lado, nós temos os tradicionais veículos midiáticos que teoricamente se “esforçam” para entregar todos os fatos o mais rápido que eles podem (à medida em que eles vão acontecendo obviamente, e desenhando assim algum interesse particular para os donos das emissoras... como notícias envolvendo religião ou política, por exemplo). Do outro lado, há uma nação (ou melhor, uma parte dela) que apenas recebe à notícia e não costuma racionar sobre os temas (a não ser que haja algum interesse particular em determinado tipo de notícia). Sendo assim, é relativamente fácil mover as cordas e contar histórias de maneiras não tão verdadeiras.
Infelizmente, aqui no Brasil isso acontece com muita frequência. O trabalho de manipulação é muito bem feito, e não é preciso fazer muito esforço para isso porque nós temos uma nação que atualmente é politicamente polarizada e isso facilita uma fissura comportamental que acaba fomento discussões desnecessárias, e que favorecem só aos interesses de quem trabalha nos bastidores da mídia. A raiz se aprofunda ainda mais quando falamos sobre assuntos que tem um impacto mais rotineiro (como os preços dos alimentos, eletrodomésticos e eletroeletrônicos), porque essa camada traz uma briga corporativa que consome a mente das pessoas com um verdadeiro bombardeio de propagandas frequentes.
Dentro dessas estratégias de marketing (que vão desde o rádio, televisão e smartphones... todo território é explorado), o que vale não é analisar a situação financeiras dos consumidores, mas apenas convencê-los a comprar cada vez mais produtos. Junte aqui à presença de outros setores (como o setor fonográfico, por exemplo) e os comerciais de tv trazem um peso mais acentuados aos seus objetivos. Tudo isso é feito de uma maneira descarada, apenas para estimular uma rede de consumismo desenfreada e altamente danosa. Um tipo de manipulação extremamente eficiente, e que já vem funcionando há muitos anos. Esse é um setor tão controlado, que se torna até previsível em seus tipos de movimentos.
Eu ainda poderia mencionar outros tantos exemplos de manipulações da mídia em relação aos brasileiros (envolvendo saúde, educação, segurança, emprego, justiça... enfim, a lista é longa), mas eu acredito que eu já me fiz entender com o que eu já escrevi até aqui. Some isso a um sistema executivo, judiciário e legislativo que tem um viés que prima pela censura, e não é difícil imaginar como todo esse cenário midiático funciona por essas terras. Há muito falso moralismo envolvido no que diz respeito à liberdade de expressão no Brasil, e o próprio governo corrobora para que eu pense de uma maneira totalmente pessimista sobre isso. Estamos muito longe de uma ditadura, mas nem tão perto da liberdade.