Todas llevamos una niña interna, esa niña que algún día fuimos sigue dentro nuestro, esa niña bien sabe quien eres realmente y cual es tu propósito en esta vida, ella tiene toda la información original de nuestra más pura esencia.
Llegó un momento en nuestras vidas (por ahí de los 4 años) donde tuvimos que dejar esa hermosa y genuina esencia atrás para empezar a ser lo que nuestros papás, abuelos, familia, personas cercanas querían que fuéramos. Ahora nos preguntamos, cual es mi propósito en esta vida, cuales son mis virtudes, dones, talentos? Los olvidamos, porque nos hemos aferrado a nuestras máscaras, que fortalecemos día con día para seguir complaciendo las expectativas del exterior.
Volver a nuestro centro, desenmantelar todas las máscaras, sanar nuestro interior es recuperar a esa niña interior, recuperar nuestra más bella esencia, ella tiene todas las respuestas.
Sanar nuestro interior, para dejar a las próximas generaciones disfrutar su esencia es un regalo del cielo.
Este niña no ha muerto, no ha perdido su capacidad de asombrarse hasta de lo más simple, de explorar hasta en un pequeño jardín minúsculos paisajes, de maravillarse y expresar con emociones y a veces de berrinche lo que quiere. Aún le encantan los juguetes, ir al cine, correr, nadar y no parar en todo el día, hasta caer rendido de cansancio.
Por que sí llevas tu infancia contigo, nunca envejecerás
Feliz día a esa niña interior.
Asegúrate de hacerla sentir amada, aceptada, valorada, respetada, admirada.
Es el mejor regalo que podemos hacernos, hoy y siempre, es el mejor regalo que podemos hacerle a nuestros hijos también.