Capítulo II
Por caminos oscuros
La noche pasó lentamente
hasta caer dormido entre sabanas
un sueño reconfortante;
un poco de hielo entre las llamas.
Despierto ansioso de ver la luz,
un horizonte lejano en mi ventana
recuerdo sus ojos tan hermosos
su silueta fina de porcelana.
Será el destino un amigo ahora?
que hizo q ella se acercara a mi,
o solo una más en su camino
el cual nunca va a elegir.
Tomó en mis manos aquel papel
que dice: "Me llamo Julieta, cariño
llama a este numero si deseas"
súbitamente me alegro como un niño.
Tan distante la razón de mi
el corazón siente sin preguntar,
los sentimientos no piden permiso
tan solo quiebran la voluntad.
Siento que debo llamarla pronto
acabar ya con esta espera,
mil contras llueven en mi cabeza
solo una la siento verdadera.
Finalmente las ganas han vencido
se oye el tono de llamada
un día soleado yace allá afuera,
yo solo quiero oír la voz de mi anhelada.
"Aló, quien es el que busca"
-"soy yo el tipo que viste ayer,
aquel que se deslumbró con tu belleza,
he hizo mis penas desvanecer".
-prefiero tu voz frente a mí, contestó,
veámonos esta noche le sugerí
ella me dio hora y dirección
mientras fantaseaba con verla sin matiz.
De colores se disfrazan los cuerpos
se aromatizan para el deseo mutuo
tan banal como el alma humana,
que persigue aquello que no es su asunto.
Sin embargo, me preparo para verla
no puede ser la noche más distante
transitando por caminos oscuros,
la idea de un nuevo amor, tan excitante.
Las costumbres que tenía fueron borradas
ya estaba allí, mirándome fijamente,
misteriosa su forma de andar y moverse
sabe que la pienso, que la tengo en mi mente.
Un beso tan cálido se hace sentir
el trato que una dama se merece,
sabe que las pasiones nacen con detalles
y que un amor es una planta que crece.
Se presenta a mí como mujer jovial
un aire de sensualidad rodea su persona,
escucho su historia sin nada más
por fin un camino que me apasiona.
