Pese a que no vendría siendo la primera propuesta respecto al tema, si es la primera vez que se asume tan explícitamente las políticas de Tránsito ya sea en el modelo libertario, o en cualquier otro. Existen proyectos con casi un siglo ya, como lo es la Autobahn, en Alemania, o la reciente política de Tránsito, firmada en 2014, donde anula los límites de velocidad en gran parte de los tramos en la Carretera Stuart de Australia. Otras menciones honoríficas lo son la Autostrada en Polonia, con un límite de velocidad de 140 km/h o la Texas State Highway que permite alcanzar 85 millas por hora (137km/h). A excepción de estos casos y un par de casos específicos más, en el resto del mundo, se suele asimila al conductor promedio, como inexperto indefinido, conllevando paulatinamente a que el Estado imponga cada vez más control. No obstante y considerando la accidentalidad en las vías previamente nombradas, estadísticamente, no se puede relacionar la conducción a alta velocidad con el aumento en accidentes de tráfico, sino afirmar que se incrementa la probabilidad de fatalidad. Por otro lado, los índices de accidentalidad vial si están relacionados, a la falta de atención, falta de experiencia e influencia de sustancia psico-embriagantes. Con base en los previos abordajes al respecto, se puede establecer que las libertades del ciudadano se ven vulneradas, al ser considerado como un constante conductor inexperto. No debería ser responsabilidad del estado decidir a que velocidad es imperante navegar; cada ciudadano es distinto en habilidad de conducción.
Fuera de los casos nombrados, la gran mayoría de “Autopistas” o infraestructuras vial-vehiculares de alta velocidad, contemplan, de hecho, espectros de velocidad con límites considerablemente bajos. La media europea es de un limite no mayor a los 120km/h y en Estados Unidos, aunque varia según el Estado, habiendo casos de hasta 75mph (reiteradamente, exceptuando la Texas State Highway) en su gran mayoría no suelen ser de 65 mph, y en autopistas o autovias en desarrollo, como en Suramérica o en China, también suelen establecer su tope, alrededor de los 120km/h. Por tanto, el Estado debe basar más la pretensión de accidentalidad, con relación a los factores que propician a dichos sucesos, en vez de hacer uso de la sanción para el financiamiento estatal.
La gran mayoría de instancias viales de alta velocidad, no son constantes ni homogéneas en flujo ni volumen vial, a lo largo de todo el tramo, sino que este varia. Las condiciones climatológicas, también son un factor importante a la hora de limitar una velocidad, sin embargo estos también son irregulares y cambiantes. Los límites de velocidad, por tanto deben estar abiertos al constante cambio, reduciendo, por ejemplo, el límite de una autopista que en condiciones favorables, permite circular la a 140-145 quilómetros por hora, en clima lluvioso, se reduzca a 110 quilómetros por hora.
Teniendo en cuenta los principales factores de accidentalidad, pues muestran no estar relacionados directamente a la alta velocidad, y añadiendo que en en la actualidad, prácticamente todo el mundo tiene desarrollo vial-vehicular y se ha convertido en cultura global, la automotriz, debería la sociedad incursionar en una Reforma a la educación Secundaria, integrando de esta forma, el aprendizaje Automovilístico; incluso el país mas subdesarrollado, tiene una red nacional de carreteras, y una considerable población adolescente y joven. Y como no mencionar con especial ahínco, el rol que ha jugado el automóvil en la economía global, no solo por lo que ha supuesto y supone hoy en día en el mercado, sino como herramienta que ha facilitado muchos otros aspectos del comercio.
La idea final, no es convertir a diestra y siniestra, y en su totalidad todo tramo vial, medianamente ancho; sino permitir navegar a mayores velocidades, e incluso, anular el límite por completo, en esos tramos, donde es evidente la contra-productividad de la limitación; en aquellos tramos donde la capacidad infraestructural es notoria, el volumen del tráfico es bajo, y las condiciones climatológicas lo permitan, sumado al factor del aprendizaje automotriz desde la adolescencia, integrando el modelo pedagógico a la secundaria; haciendo de la propuesta, un modelo viable. El proyecto, contempla sustituir la señalización de velocidad establecida en una sola, por señales que indican la velocidad aconsejable, según las condiciones climatológicas y el volumen de tráfico por trayectos. La fijación de velocidad, tampoco se cierne a lo legal e ilegal, sino que las velocidades son recomendadas según el grado de experiencia del conductor. El permiso de conducción en todo caso, debería ser retirado tras tres accidentes viales confirmados a responsabilidad del sujeto.
Limitar la velocidad tope por debajo de 145-135 quilómetros por hora, es jugar con la paciencia del ciudadano.