Tres largos meses, 92 días que tuvimos que atravesar con 6 horas de diferencia horaria donde mientras él veía el sol, yo veía la luna. Al día solo teníamos 5 horas para que nuestros horarios coincidieran, y eran las únicas que podíamos aprovechar para comunicarnos.

Fueron trascurriendo los días, con miles de kilómetros entre nosotros que nos separaban, pero, irónicamente, sintiéndolo siempre muy cerca de mí.
A pesar de que fueron meses difíciles, donde contaba cada segundo que faltaba para volver a verlo, hoy en día, pienso que fue una experiencia que nos permitió fortalecer nuestra relación.

Nos enseñó que el amor es libertad, el estar libre y aun así elegir a la misma persona todos los días, sin ataduras; también me demostró, que mientras estemos juntos, amándonos y respetándonos, podemos superar todas las dificultades o barreras que se nos interpongan en el camino, nuestro amor es más fuerte.

[Las imágenes fueron tomadas con mi LG K8 cuando llegó por fin el día, el momento en que volvimos a estar juntos después de tanta espera, y se los juro, que valió la pena]

Yo a ti te espero el tiempo que sea necesario, si me prometes que al vernos, me vas a recibir con tu cálida sonrisa.