Como es ley de vida nuestros hijos, al igual que nosotros, una vez alcanzada la madurez, les corresponde volar del seno familiar para realizarse en el ámbito profesional, personal, económico, social.
Nosotros como padres deseamos lo mejor para ellos, pero en la mayoría de los casos tratamos de postergar esa partida, encantando cual sirena, ofreciendo villas y castillos a nuestra prole para así evitar a toda costa su partida.
He oído muchos encantos: “hijo mío esta casa la construí para ti, es tuya, puedes venir a vivir con nosotros cuando te cases, aquí hay mucho espacio” ; esto lo conjuro una bruja “sin ti no puedo vivir, porque tú eres quien me va a acompañar en mi vejes”; hay un hechizo infalible “Tranquilo tu manejas la empresa familiar y te mudas cerca, eres el gerente para que no tengas jefe”; y que otras tantas artimañas para envolver y enlazar a nuestros hijos, para tenerlos cerca y no soltarlos.
El cordón umbilical es un lazo que interconecta a nuestros hijos con nuestras entrañas y que cuando nacen experimentas un abandono, quizás porque el médico o la parturienta no te pregunto si deseabas cortar ese lazo, pero aunque te lo hayan cortado sin tu consentimiento buscas desesperadamente de hacer la conexión de nuevo y te aferras a dar a tu bebe, a través de tu leche ese vínculo tan especial, disfruta en cada momento el placer de sentir esa unión y deseas que el acto de amamantar no finalice nunca.
Cuando te das cuenta que tu hijo es independiente y ya rechaza la lactancia te duele y como no eres capaz de aceptar que tu bebe se hace independiente, te engañas fingiendo que tienes un dolor físico y malestar por el destete, cuando en realidad te duele que ya no te necesita, pero igual te haces de trucos para volver a sentir esa conexión umbilical.
Tu hijo va creciendo y a medida que es independiente te pones más posesiva y controladora, porque tiene que ser un niño educado, aseado, perfecto. Cuando entra en la pubertad, es la peor parte, puesto que su ímpetu, soberbia, no la puedes dominar y sientes que se te escapa de las manos, te quejas diciendo que está en la etapa de adolescente y es un malcriado, ya que, no puedes aceptar la idea que el lazo se está desvaneciendo, tratas de tejerlo a toda costa, pero cada vez más se deshila y sientes que pierdes el control.
¿Qué pasa cuando te das cuenta que tu hijo tiene la necesidad de hacer su vida lejos de ti? Te deprimes he insistes en embrujarlo con pócimas y hechizos para que no te abandone, porque el miedo más grande de una madre es que le corten el cordón umbilical.
Te diré hoy decidí cortar yo misma mi cordón umbilical con mi hija y lo admito me dolió, porque no tenía el control de su amor, pero le di permiso para que emprenda su vida lejos de mí y que hiciera con ella lo mejor que pudiera hacer, puede hacer su vida diferente a mí, con mi bendición. El día de hoy sale de mi casa y si vuelve será de visita. No importara si no nos vemos más, no tiene que preocuparse por mí, ni ocuparse de mí, solo ocuparse de ella y ser feliz con ella, con las cosas que le gusta y solo ser responsable de ella. Que todo lo que le pase sea agradable o desagradable la única responsable de ello era ella con su aptitud y pensamiento, que nadie tenía la culpa de lo bueno y lo no tan bueno que pasara en su vida.
Con dolor corto este cordón porque sé que solo así ella será feliz.
