Según algunos estudios sobre el tema, el lenguaje no verbal es por donde se transmite el 93% de nuestra comunicación, siendo las palabras sólo el 7%.

¿Quieres saber si te están mintiendo? Del mismo modo que se pueden detectar los embustes en los textos, porque tiemblan las manos en la escritura, o en el tono de voz, que quizás será más tembloroso y débil, también se pueden pillar las mentiras observando algunos gestos de quien habla.
Al mentir, inconscientemente el cuerpo se pone en alerta y produce algunas gesticulaciones que delatan al mentiroso. Son las siguientes:
Desviar la mirada. Ya lo dicen: sostener la mirada a los ojos es signo de confianza y seguridad. La persona mentirosa normalmente no mira los ojos de su interlocutor, no le sostiene la mirada demasiado rato o directamente desvía su mirada hacia otra parte.
Frotarse la zona de la boca. Este gesto suele variar según la edad del mentiroso: los niños, que son menos disimulados, tienden a taparse directamente la boca tras mentir. Los jóvenes, que van perfeccionando la técnica de manera inconsciente, suelen rozarse los labios. Y los adultos, en cambio, es más habitual que tras haber alzado la mano y antes de llegar al rostro desvíen la mano hacia la nariz, y no en la boca.
Imagen PixbayFrotarse un ojo. Aun así, no todo el mundo se queda en la zona de la boca o la nariz. También es habitual el hecho de tocarse un ojo, por ejemplo simulando que se tiene picor o como si se estuviera secando una lágrima.
Frotarse una oreja. La cara es una zona muy delatadora: también hay que parar atención si las manos suben hacia las orejas, o a menudo hacia los pendientes.
Tocarse el cuello del jersey.
Beber agua abundante. Si la mentira se alarga y se tiene que sostener durante un discurso relativamente largo, quien está mintiendo tiende a quedarse con la boca seca, y por tanto necesita beber agua a menudo para rehidratarse.
¿Te suenan? ¿Has identificado alguno de estos gestos en tus mentirijillas? ¡Toma nota!