Buenas comunidad de steemians, esta vez vengo a contar este pequeño story time. No es algo de lo que me guste hablar, pero hoy precisamente tengo ese recuerdo bastante latente.
Hace aproximadamente como 5 o 6 años, no recuerdo muy bien, al llegar del liceo me encuentro con un saco muy pequeño encima de una silla, me pareció un poco extraño nunca lo había visto, pero tuve una pequeña sospecha que era la llegada de un pequeño amiguito. Cuando le pregunto a mi padrastro de que era, el me responde que era de un perrito poodle que le habían regalado a mi hermana.
Apenas vi a esa cosita pequeña salir por dejabo de la peinadora, puedo decir que me ¨ENAMORɨ. Era una bolita de pelos, con un ladrado muy chillón, un poco torpe a la hora de caminar pero netamente hermoso.
Se le colocó el nombre de Principe, al cual respondía apenas de escuchar, pues eso era para nosotros. sin duda alguna trajo luz a la casa y en compañía de mi sobrina que para ese entonces también estaba pequeña, era un tierno desastre la dupla de ellos.
Era muy juguetón, cariñoso, se convirtió en mi mejor amigo.
Yo solía salir todas las noches a la platabanda a hablar conmigo mismo, planificar mi futuro o a discernir una inquietud que tuviera, y no había noche en la que Principe no me acompañara. Era mi fiel compañía, era mi amigo fiel, a pensar de a veces ser pesado con el, siempre me buscaba y me quitaba todo el mal.
Hubo un tiempo que yo veía el 11:11 en todos lados, literalmente en todos lados, tanto así que ilusioné con ese día y pensé que me pasaría algo magnífico, pues busqué su significado y era mu bueno.
El 11 de noviembre del 2015 yo bajo a buscar a mi sobrina al colegio y posteriormente voy al banco, cuando regreso a casa me encuentro con la noticia que mi mejor amigo, ese fiel compañero que me daba alergias día a día había muerto.
El corazón se me partió no es dos pedazos, si no en mil y en cada trozo había un gran momento vivido con el.
Se me había ido ese amigo fiel, mi compañero de lucha, el que nunca me fallaba y siempre estuvo ahí para mi. Estaba un poco enfermo pero tenía la fe de que mejoraría.
Escribo esto y se me arruga el corazón terriblemente.
Puedo decir con certeza que ha sido la muerte que más me ha dolido, han partido familiares pero ninguna muerte me ha pegado tanto como la de mi Principe, con el supe que era el amor bonito, sincero si ciento por ciento real.
Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de llorar, pero al mismo tiempo tiempo siento las satisfacción que los años que duro con mi familia fue de plena alegría y nos dejó muchas enseñanzas. A veces quisiera por lo menos verlo y poder tenerlo de nuevo cinco minutos a mi lado, pero me equivoco al pensar en eso porque a pesar que no esté físicamente, siempre está a mi lado.
