Fue así una mañana hermosa y fría, a los tres mil quince metros sobre el nivel del mar, en Murillo Tolima, cuando lo vi por primera vez, yo congelada de la emoción de verlo, ahí arriba entre las flores de abutilon y passiflora.
Ensifera ensifera es en verdad una especie de colibrí sorprendente, especialmente por ese pico tan largo y fuerte que tiene, al verlo volar y la manera como realiza sus movimientos tan calibrados para visitar las flores que le gusta, me hace pensar que es una especie de ave tan hábil para maniobrar la tremenda espada que tiene por pico y conseguir su alimento y defensa de los otros colibríes.
Desde otra perspectiva y en busca de la cercanía con él, continué esperando, con mi lente listo y la fe de verlo, así apareció.
Nuestro segundo encuentro fue un poco más calmado, la verdad yo lo esperaba con una taza de café Cumanday, esta vez tenia un contacto quien me brindó la oportunidad de visitar el otro lado del arbusto de abutilon. Ésta vez yo estaba en el patio de la casa donde se encontraba plantado el arbutilon, la curuba y la mermelada.
Silencioso, casi invisible y muy veloz visito las campanillas amarillas del abutilon y luego justo al lado las flores divinas de curuba, luego se percho, me poso y hasta se espulgo.
Ahí me dejo, sola y con un instante ecológico. También con el maravilloso recuerdo de semejante encuentro que será, un motivo para continuar contando los encuentros esenciales en éste periodo de variadas observaciones y experiencias pajarecológicas.
Dios nos Bendiga a Todos
