Fotografía propia, tomada con un BLU Studio Selfie 2
_ Bendición madrina-, le dice una mujer que pasa con un niño en brazos y se acerca a darle la mano.
_ Dios me la bendiga y me la favorezca. ¿Quién es usted que no me acuerdo?
_ Yo soy Edita, la hija de Rufina.
¡Plín! La memoria se activa. Ella recuerda a su comadre y le cuenta a la ahijada dos anécdotas. Las mismas de siempre, de al menos 50 años atrás. Mientras tanto, el niño mira a la anciana y sonríe con cada uno de sus gestos. Ella seguramente no lo ve.
Retumba en mi mente una frase que alguna vez leí:
Tú ríes porque eres niño y yo porque vivo aún”.
Así pasan sus días y ella siempre espera. Espera a alguien que le de un rayito de luz a su memoria, alguien que le recuerde lo que fue o lo que es.
En la sala de su casa, sentada en una silla, espera. Al menos cinco veces al día se levanta y se queda parada en la puerta, esperando.
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