¡Hola gente linda de Steemit!
En el post del día de hoy, continuaré con la historia de mi hija y lo que hice en cada etapa que se nos presentaba.
En mis pasadas publicaciones, resumí el proceso emocional que viví al recibir a mi hija Bárbara, quien al momento de nacer trajo consigo a un huésped inesperado: un cromosoma extra que le dió la condición de síndrome de Down. Hoy les seguiré contando cómo nos ha ido hasta la actualidad.
Poco a poco, pero con pasos muy firmes, comencé a sentir la seguridad que necesitaba para apoyar a mi hija de la mejor manera. Un factor determinante en este camino que debí enfrentar, fue sin duda, tener a Dios de mi lado. Esa fuente de sabiduría inagotable que es y será siempre, mi mayor apoyo en este camino que sé que apenas comienza.
¿Por qué considero que Dios estuvo en todo el proceso?
- Las personas correctas fueron puestas en mi camino, gracias a Él.
- A quien le pido orientación primeramente es a Él.
- Gracias a Él hoy Bárbara tiene una mamá comprometida con su desarrollo.
- Hoy como mamá disfruto cada etapa, pues Él me hizo perder el miedo al futuro y actuar en el presente.
En cuanto Bárbara cumplió los 4 años de edad, decidí retirarla del centro de desarrollo en el que había estado desde los 10 meses aproximadamente. Sé que se puede pensar que es una locura, pero más loco me resultaba a mi quedarme en un sitio donde sentía que estaba perdiendo mi tiempo, sólo porque es lo correcto. Yo no sentía suficiente apoyo de parte de los especialistas de educación especial, pero no precisamente por ellos, si no por unas políticas de evaluación que la institución había implementado, que a mi parecer se utilizaban en una parte muy importante del tan reducido tiempo que le ofrecían para su atención cada 15 días.
Sabía que Barby no podía quedarse sin atención, por lo que contacté por internet a una especialista de otro país que me daba indicaciones para que desde casa estimulara a mi hija en tareas de la vida diaria, con un programa que ella ideó. Básicamente, logramos desarrollar muchísimo la atención de Bárbara. Al poco tiempo, por cosas de Dios, llegó a nosotras la especialista que hoy en día atiende a mi hija! Encontrar en un especialista esa conexión necesaria para avanzar en conjunto en el proceso del desarrollo de tu hija no es cosa sencilla, pero en ella encontramos ese apoyo y más, es una gran amiga y excelente especialista comprometida con su labor.
Recomiendo a las madres que están pasando por este proceso que me tocó vivir o algo parecido a mi situación, que no se paralicen por los miedos. Primero que todo hay que prepararse en todos los sentidos, sobre todo en la parte espiritual y de crecimiento personal. ¡Es la clave para dejar de lado las lágrimas y actuar! ¡Hay mucho por hacer! ¡Adelante, si se puede!