DESPOSEÍDO-

Abrigado bajo las faldas de esta montaña helada, escribo lo que pronto serán mis últimas notas, van dirigidas a ti que eres la razón de mi ser. Mientras caminaba bajo una luz placentera de un sábado en la tarde, me percate de tus hermosos risos, al detallar más de cerca descubrí una sonrisa cautivadora junto con una mirada misteriosa, de la cual quede prendido en aquel momento, pero por cosas del destino no tuve la oportunidad de seguir en lo que era tu vida y me fui lejos a recorrer el mundo por el afán de aventuras.

Con estas palabras me despido ya que mi tumba helada me abraza, y espera que cierre los ojos para que la muerte me otorgue su beso de descanso eterno, aquí bajo la sombra de sus alas aun forzando la respiración, redacto lo que será la última carta que dedicare, a ti que me sacaste de mi oscuridad y me otorgaste la esperanza del mañana.

Con este bello crepúsculo que atesorare en los vestigios de mi alma inmortal, recordare tus palabras una y otras vez, con esto más que una confesión de amor, es una letanía de mi corazón, para que me recuerdes y aunque perezca en este lugar, viviré en los recuerdos de tus días...