Habiendo apartado la mirada de la explosión solo un instante, puedo ver cómo todo el trabajo que he estado haciendo durante tantísimo tiempo, da sus frutos. Un ser de piel oscura, erguido sobre dos piernas con sus consiguientes pies. Dos brazos con sus manos y una masa muscular robusta. Aún humeante por su propio nacimiento.
-Muy parecido a sus creadores como era de esperar.
Digo a la vez que Ersh huye un par de escalones más cerca de la salida, sujetando su flauta de forma descuidada.
-Venga ya, Saokver, ¿de veras le temes? -dice indignada Maesh, mientras se acerca a mí- ¿después de todos esos “cálculos” que decían que no pasaría nada?
Me da un revés desinteresadamente en mi hombro mientras mira al espécimen.
-Pensé que te llamaban “chispa de audacia” por algo.
-¿Qué te hace pensar que temo algo?
Señala con la mirada a un puñado de venas que se estrechan por encima de todo el laboratorio. Es cierto, tengo el latido algo acelerado, estoy tenso, pero es pura curiosidad.
-Es estúpido que un inmortal le tenga miedo a algo así ¿no crees? -Replico apretando mis dientes.
Suelta una risa en voz baja, se pensará que no la he escuchado. El sujeto toca el cristal con ambas manos, mirando confuso al mismo, le da un par de golpes con la palma de la mano, sin demasiada fuerza y me mira. Me acerco, a apenas a un paso del cristal, mirando fijamente a sus ojos marrones.
-¿Puedes entenderme?- Digo tendiendo mi mano a un lado para que Ersh, tras muchos miramientos y miradas de miedo hacia él, me de mi hoja de observaciones. Sujeto firmemente el portapapeles sobre mi antebrazo. Me muerdo un dedo y empiezo a anotar impaciente.
[Tras el primer contacto verbal, parece agudizar la atención hacia mí. Puede oírme pero no muestra signos de entendimiento. Según mis experimentos anteriores, debería haber nacido con la capacidad de comunicarse perfectamente, como pasó con los sujetos desechados.]
-¿Vosotros veis algo? -Sigo sin dejar de fijar mi mirada en el recién nacido. Pase lo que pase en esta dimensión o en la siguiente, no pararé de asegurarme de cada gesto que haga por minúsculo o exagerado que sea.
-Tal vez, si apartáramos el cristal podríamos...
-¡Ni hablar, no sabemos sus intenciones!
-¿Ves?¿Ves cómo tienes miedo, Saokver?
[No parece entender nada a su alrededor. Posibilidad 1: He pasado mal la información a los viales y no tiene referencias para saber en qué situación se halla al ser un recién nacido. Posibilidad 2: El contenido de los viales ha sido manipulado consciente o inconscientemente de mala manera por alguien sin identificar, lo cual hace su comportamiento imprevisible. El experimento puede resultar en fracaso al no poderse realizar correctamente nuevas observaciones, no sabiendo si le falta algo tan básico como el miedo o le sobra algo tan avanzado como la inteligencia, puede que ambas cosas.]
-No me provoques, Maesh.
-¡Oye! -se mete enfrente mío, en el corto espacio entre el cristal y yo, tiene que estrecharse tanto que se ve obligada a apoyarse en él. Estúpida, ¿cómo puede ignorar así un potencial peligro?
-Maesh, no puedes...
Me pone la mano en la boca mientras pone un dedo encima de sus labios.
[Parece tranquilo pero atento, no duda en mirar sobre el hombro de mi Deudora para poder verme a mí. Pasivo. Tal vez intenta entender lo que decimos, tal vez lo entiende y se hace el tonto para poder pillarnos después por sorpresa.]
-Shhh... me has cortado antes así que con permiso, voy a tomarme las mismas libertades. Ahora escúchame: Has metido tu esencia en un vial ¿verdad? Eso quiere decir que tiene parte de ti. Y si te temes tanto a ti mismo, querría decir que no eres digno de confianza ¿me estás diciendo que no debemos confiar en ti?
Cojo su mano y la aparto de mi boca con firmeza. Pongo la mía, aún sangrante en su mejilla, a través de la capucha. La miro a los ojos.
-No es mi esencia la que me preocupa, Maesh, eso lo tendrías que saber. -Aparto mi mano de su mejilla, acariciando cada centímetro de su deforme pellejo- Pero si tanto insistes... Vamos a dejar las teorías de lado.
Me doy la vuelta. Abro el cajón de una mesita que se camufla en la pared entre tantos libros y venas. Me cuesta un par de intentos abrirlo pues tengo que romper algún vaso sanguíneo que colapsa el mueble. Dejo mi hoja de apuntes encima de los múltiples tomos de investigación y cojo el martillo que hay en el fondo del cajón.
Voy de vuelta, Maesh se aparta rápidamente, viendo que cojo impulso. Él sin embargo no se aparta en absoluto de mi lado del cristal, eso tendré que apuntarlo.
-¿Espera, qué vas a...?
Ella aparta su mirada rápidamente, yo ya he tirado el martillo por encima de la barrera transparente, cae en el suelo tras la creación. Me mira fijamente. Me acerco tanto que puedo ver mi aliento nublando el cristal. Le hago un gesto de picar el martillo con la mano, haciendo resonar su hermosa cárcel y me voy de vuelta a por mi hoja de observaciones.
-No pienso romper con mis manos una de mis creaciones, ¿sabes? Ese aparato me ha costado mucho, si ha de hacerlo alguien, que sea él.
-¿V-vas a darle un arma? -Ersh se levanta de su escalón. Temblando.
[No reacciona ante peligros inminentes. Le falta la esencia de Llorei (+20mg). Sujeta el martillo correctamente. Parece que sabe lo que quiero que haga, en el primer golpe no le aplica suficiente fuerza pero eventualmente lo logrará.]
-Tranquilo Ersh, Maesh tiene razón. Tiene algo de mí, eso quiere decir que al menos es lo suficientemente listo como para saber qué le conviene.
-¿Pero y si te has excedido en otro vial? Puede que tenga demasiada furia en su interior.
-Ersh, si quieres huir, huye. Pero no me distraigas mientras tomo apuntes.
Mi Deudor traga saliva y se sienta de nuevo, con los talones levantados e inquietos, preparado para correr ante la mínima posibilidad de ser herido. Me aprieto un poco más el dedo para tener mejor tinta. No coagulará hasta que yo lo decida.
[Está empezando a dar martillazos sin cuidado. A este paso se hará daño, pero logra resquebrajar el cristal. Hasta Maesh está inquieta. Tal vez no ha sido la mejor idea darle el martillo a él, pero aunque pudiera con nosotros, no puede con el resto de Orígenes. Además así demostraría que tenía razón al decir a los demás que crear seres inteligentes es peligroso a pesar de sus claras ventajas]
Ersh se levanta de golpe -Tendrías que haber hecho caso a Voir...- le señalo inmediatamente.
-Luego hablamos tú y yo. Ahora vete o cállate.
El cristal se rompe finalmente. Nos observa con detenimiento.
-¿Sois mis padres?
Así que sabe hablar después de todo.
-¿Porqué no has hablado antes? - Digo mirándole de arriba a abajo, con el dedo preparado para tomar más notas.
-Quería saber a qué clase de gente tengo que plantarle cara antes de nada.
Levanto las cejas.
-¿“Plantarle cara”?
Maesh se acerca a él quitándole el martillo antes de que pueda reaccionar y le da una bofetada.
-Ten cuidado con las palabras que usas. Aquí no tienes que “plantarle cara” a nadie.
El sujeto se sonríe relajadamente.
-Vaya, vaya. Era una forma de hablar, no te pongas así. También os he llamado “gente” ¿no consideras eso de buena educación cuando echando un vistazo cualquiera debería llamaros monstruos?
Maesh levanta el martillo. Él no se mueve un ápice. Corro hacia ella, logro desviar el martillo, pero impacta en parte. La sujeto fuertemente evitando que vuelva a atacar. El sujeto simplemente se toca la sangre que gotea recorriendo su sien.
-¡No te atrevas a hablarme así!¡Nunca más! -grita enfurecida. La aparto de él, le cojo el martillo. Logro que vuelva en sí y le paso mi hoja de observaciones. Se asegura de cubrir bien su rostro y se aparta a un lado, indignada, dando algunos golpes a los muebles que se encuentra.-
-Deberías cuidar tu temperamento -afirma él- no sé, algo me dice que no es muy bueno intentar matar a un recién nacido.
Mi mandíbula se desencaja ante ese comentario digno de cierto Demente Escarchado.
-¿Sabes? Tienes razón. Soy tu padre, aunque me gustaría matizar eso un poco.
Me acerco lentamente.
-Primero: Mis dotes como padre no las he practicado. En absoluto. -De repente siento un ligero dolor en la planta de mis pies. Me paro un momento. Claro, los cristales. He visto a Maesh pasando como si nada sobre ellos y he pasado por alto que se ha roto un vidrio aquí.-
-¿Y segundo? - dice avanzando sobre los escombros intentando hacerse el duro, sonriéndome, pero veo una mueca del dolor que padece.
-Segundo: No eres quien para que yo te considere un hijo mío.
Hago aparecer mis vasos sanguíneos al rededor suyo. Le atraviesan como raíces. Succionaré parte de su sangre, lo suficiente como para que se desmaye y no cause problemas las próximas horas.
-¿Qué es esto? -ríe- ¿Vas a matarme por unas palabras?
Dejo que sus ojos se cierren, solo entonces aparto mis vasos sanguíneos de su cuerpo.
-Maesh, hazme un favor. Apunta por mí: “Experimento fallido, el espécimen es incapaz de mantenerse en pie de forma prolongada”. Yo voy a informar de esto al resto de Orígenes.
Cuando me dirijo a la salida, me doy cuenta de que Ersh ya no está. No me extraña que haya huido con el caos que se ha montado en un instante.
Ya tengo mi mano en el pomo de la puerta cuando oigo un chirrío con un ritmo constante, palpitante y unas cadenas arrastrándose.
No me va a gustar lo que se avecina al otro lado de la puerta: Voirégire.
FIN