Cuando piensas en niños, lo primero que viene a tu mente es que son lo más importante y en que debes ayudarlos a ser felices, pero… ¿y si también los hacemos ricos?

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Si, ricos, no es literalidad pero si es realidad, una persona llena de conocimientos es rica, no existe otra forma de sobresalir que el saber y el saber implícitamente te traerá recursos y una vida digna.
Piensa en un niño de muy bajos recursos, triste, con necesidades, necesita ayuda inmediata y normalmente se la brindamos, le damos comida, le damos un techo y le damos aquello que pensamos le dará felicidad, un juguete.

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El problema es que mañana ese niño volverá a tener hambre y volverá a dormir en la calle y tú, querido amigo no vas a estar ahí. Lo único que puede sacar a ese niño de ese agujero por su propia cuenta y para siempre, es el conocimiento, la herramienta más poderosa para defenderse en la vida.
Si los libros son la única herramienta que tiene un niño para salir adelante, los usará hasta el agotamiento, un niño que se llena de conocimientos, no conoce nada más, no anhela nada más, es un genio potencial, un ser humano excepcional que se salva y seguramente también hará cosas por nosotros, la humanidad.

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Mi padre siempre decía: “El único regalo que puedo dar a mis hijos y que les ayudará toda la vida, es la educación”, nunca voy a olvidar eso y será mi ley de vida por siempre.
Cuidemos de las futuras generaciones, porque en sus manos está el futuro de este planeta, pero no los cuidemos regalándoles cosas que les simplifiquen la vida, porque la vida que les espera no va a ser nada simple, regalemos herramientas que les preparen para los tiempos duros, conocimientos que los ayuden a ellos y a los demás, regalemos amor y educación.