Llevo horas sobrecogido por un niño de cuatro años que ha salvado a su madre llamando al 112. Lo he oído en la radio y leído en la prensa, todos los medios de comunicación se hacen eco. ¿Cómo no hacerlo? Pensamos que los pequeños, que apenas saben leer y mucho menos escribir, poco pueden hacer además de jugar. Pero estamos equivocados. Son esponjas de afecto y de conocimiento, aunque sea por imitación, y ahí está la clave en un momento de supervivencia.
El niño se encontraba en casa con su madre, que padece una enfermedad crónica, y al verla tendida en el suelo sin poder moverse cogió el móvil y llamó al teléfono de urgencias 112. Los operadores del Centro de Emergencias de Castilla y León inmediatamente pidieron al menor que se calmara y que les diera la mayor información sobre el estado de su madre y, lo más importante, si podía facilitar su dirección y abrir la puerta. Gracias a este detalle pudieron atenderla en el domicilio acompañados de Policía Municipal.
Lo más sorprendente del caso es que durante la espera el pequeño calmó a su hermana pequeña que no dejaba de llorar, de 24 días, tomándola en brazos mientras llegaba la ayuda. Incluso, insistió varias veces llamando al 112 para saber cuánto tardaba la ambulancia. Después atendieron a su mamá hasta darle el alta.
Un final feliz que me hace reflexionar sobre el comportamiento de los “nativos digitales”, tantas veces criticados por el abuso de la tecnología desde la infancia. Sin embargo, su mundo ya gira alrededor de un móvil o una tablet y nuestra responsabilidad es enseñarles a manejarlos correctamente, porque son una herramienta para el aprendizaje y la vida.
Otro ejemplo impactante fue un chaval de 4 años que hace un año también salvó la vida de su madre a través de Siri. El pequeño utilizó el asistente virtual de iPhone para contactar con los servicios de emergencia británicos cuando vio a su madre inconsciente en el suelo de casa. Ante el miedo a que estuviera muerta, ni él ni sus hermanos pequeños se plantearon llamar al teléfono de urgencias sino que directamente desbloquearon el móvil con el dedo de su madre y hablaron con Siri para que les ayudara. Finalmente, en trece minutos la ambulancia estaba en su domicilio y la madre se recuperó.
En ambos casos es vital que los menores conozcan dónde viven y sigan todos los pasos que les proporcionan los agentes de emergencias, que saben cómo enfrentarse a estas situaciones extremas proporcionándoles calma e indicando los mejores pasos a seguir para colaborar con ellos.
En esta línea hay que recordar la actuación de Youssef en 2017, un chico de tercero de Primaria, que con 9 años también salvó la vida de su madre llamando al 112. Nadia cayó y al golpearse con el radiador en la cabeza quedó inconsciente. Asustado, su hijo acudió al teléfono de Emergencias para pedir ayuda: “Mi madre no se ha dormido y se ha caído al suelo”, dijo. Aunque el momento más angustioso para él fue ver sangre al comprobar que su madre respiraba, tal y como le pidió el auxiliar del 112, pero siguiendo sus indicaciones se calmó e indicó la dirección donde vivía.
Un gesto que le valió una distinción honorífica de la Comunidad de Madrid por ser ejemplo de actuación ante una emergencia. Algo que Youssef hizo al recordar lo que había aprendido en una excursión con el colegio a los bomberos, quienes explicaron que ante un problema debían llamar rápidamente al 112.
Por eso es tan importante la educación dentro y fuera de casa. Hay que concienciar y facilitar el uso de cualquier dispositivo a un menor, de forma sencilla y clara, para que sepan emplearlo cuando realmente lo necesitan. Información que, añadida a la de los cursos de Emergencia en los centros de estudios, puede salvarnos la vida y la de los demás. Así, en la región madrileña más de 20.000 alumnos de Infantil, Primaria y Secundaria reciben talleres del Centro de Emergencias para aprender a desenvolverse en una situación extrema. Una formación que cada vez demandan más los colegios e institutos y que se imparte gracias a los voluntarios de Madrid 112.
Por ello, todos debemos sumarnos al fomento de la cultura de la prevención y protección civil desde la infancia, usando todos los dispositivos a nuestro alcance, para cumplir la máxima: “saber es vivir”.
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Fuentes
https://clipset.20minutos.es/un-nino-de-4-anos-salva-la-vida-de-su-madre-con-la-ayuda-de-siri/
https://elpais.com/politica/2018/09/05/diario_de_espana/1536176385_225305.html