Es la tarde de un viernes, por la noche o en la madrugada terminara tu mal sabor
Clásica noche de un viernes decembrino, su característico frió entumece mis manos e invade mi cuerpo
Gris y aburrido a lo que a mi respecta
Se me ha antojado desvelarme a pensar en aquello que deje en manos del destino
Cuantas veces dejo de pasar por que así lo deje
Cuantas veces me detuve sin argumentos mas que dejarme dominar por la cobardía y la timidez
Una breve historia de eludir aquello que no fue
Solo y triste
En la deriva, quebrado y sin ánimos de reír.
Con apenas unas pocas monedas en mis bolsillo
Un cielo despejado y esa brillante estrella que esta cerca de la media luna, brillando intensamente pero distante e indiferente
Como este viernes negro, en la soledad voy por la calle caminando detallando cada letra de canción que va sonando a mi paso, me detengo en una tienda a comprar unos fósforos y con el resto de mis monedas comprare caramelos de café
Hoy sera una noche larga, de pensamientos constantes, nostálgicos de pensamientos pasados.
Tomare este caramelo para saborearlo y deshacerlo en mi paladar lentamente hasta que desaparezca la ilusión de que su sabor a café fue de verdad, que de verdad me quitaba el sueño, que de verdad sabías a café.
Que de prolongarse la madrugada su dulzura se desvanecerá y así se consumirá la ilusión que amargura va dejando...
