La Biblia en su contenido nos enseña como debemos de manejarnos en la vida. Alli conseguimos una gran cantidad de leyes, preceptos y normas que hacen de nosotros mejores personas.
Un ejemplo clásico de ello lo conseguimos en el primer salmo del libro de los Salmos.
Sal 1:1 Afortunado el que no sigue el consejo de los perversos, ni el ejemplo de los pecadores, ni se une con los que andan burlándose de todo.
Sal 1:2 Al contrario, le gusta la enseñanza del SEÑOR y la estudia día y noche.
Sal 1:3 Será tan fuerte como un árbol plantado junto a corrientes de agua fresca, que da su fruto en el momento adecuado y al que nunca se le caen las hojas. Le irá bien en todo lo que haga.
Sal 1:4 En cambio, pasa distinto con los perversos. Ellos son como paja que el viento se lleva lejos.
Sal 1:5 Por eso, los perversos siempre serán declarados culpables, y los pecadores no podrán sentarse al lado de los justos.
Sal 1:6 El SEÑOR sabe guiar por buen camino a los justos, pero los perversos se desvían y se pierden.
Bendiciones Eternas.