La depresión puede hacerse crónica lo cual dificulta sensiblemente el desempeño en el trabajo, los estudios o la capacidad tener una vida diaria normal. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Cuando es leve, se puede tratar sin medicamentos, pero sí de moderada a grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.
La depresión entonces es un desánimo extremo.
Hay que tratar la depresión, porque las consecuencias del desánimo son devastadoras, las personas pueden llegar al suicidio.

La depresión causa diversas manifestaciones dolorosas:
a) una gran tristeza.
b) falta de motivación para hacer algo, aun actividades placenteras.
c) perturbaciones del sueño: se duerme poco o demasiado.
d) sentimientos de baja estima propia.
e) afecta el razonamiento.
g) pensamientos de muerte y suicidio.
Algunas personas manifiestan solo uno o dos síntomas, mientras que otras muestran varios de ellos, y sufren durante meses hasta que el episodio termina.
En nuestro país el proceso de deterioro de la calidad de vida lleva casi dos décadas; millones han emigrado, muchos están con planes de irse. Con una situación tan difícil y prolongada es casi lógico que es país este deprimido como lo citan diarios nacionales e internacionales. Ante esta realidad hay dos opciones muy contrastantes si estas en el país, puedes: sumirte en una depresión fatal o tomar una actitud positiva en medio de la crisis.
¿Qué nos ayuda a aliviar la depresión?
Algo fundamental es tener un familiar o algún amigo con quien hablar, esta es una estrategia básica, un amigo que te sabe escuchar es muy importante. Hay un efecto sanador en expresar nuestros pensamientos y sentimientos, esto ayuda a comenzar la curación. Otro aspecto importantes es tratar en lo posible, cuando nos reunimos no hablar siempre de los problemas lo cual es difícil y esforzarnos por darnos ánimo y tener conversaciones edificántes y divertidas; definitivamente comprobado por la historia que las personas con espíritu alegre y con esperanza, sortean con menos dificultades las tormentas de la vida.

Vivimos situaciones que nunca imaginamos y aun así debemos tratar de mantenernos con un espíritu alegre y conservar la esperanza, esta es esencial para vivir con un nivel razonable de salud mental. La esperanza debe estar viva en toda circunstancia. Vivir sin esperanza es como estar muriendo.
Cuando Dante Alighieri (1265-1321) describió el infierno en su Divina Comedia, visualizó un gran cartel a la entrada, que decía: “¡Abandona toda esperanza, tú, que entras aquí!” El peor castigo para alguien es privarlo de la esperanza.
Por esto nosotros en nuestra iglesia de Maracay entre otras actividades, tenemos un plan de ayuda por dos días a la semana para dar almuerzo a más de 200 personas que están en pobreza extrema y en situación de calle. Además, con el alimento va unida la ayuda espiritual y psicológica. En un país traumatizado, todos nos necesitamos y muchas veces el cariño y el hecho de ser oídos es ya una excelente terapia. Hemos visto resultados positivos en las personas que reciben atención y muestras de afecto.
En nuestra familia solíamos reunirnos a menudo en los cumpleaños y por pasar un rato juntos, ciertamente eso ha disminuido por el elevado precio de cualquier insumo, los vehículos dañados, no hay transporte; pero cuando lo hacemos siempre pasamos ratos agradables, y la contagiosa y sanadora risa no falta; si vienen los músicos y cantantes, el pasarlo bien esta asegurado.
Así que aunque la situación es muy difícil, tengamos esperanza y mantengamos una actitud positiva por cuanto una de las formas de superar la depresión es ocuparte en ayudar a otros y pensar no solo en ti mismo; pongámonos en acción, siempre hay alguien que está en peor situación.
Prosigamos, confiemos y mantengamos la esperanza de que esta tormenta que vivimos pasará.
Reciban un saludo cariñoso con actitud positiva de su amiga
