Qué tal, mis estimados lectores. En estos días, revisando algunas publicaciones de Steemit, me encontré con un interesante y aleccionador concurso fotográfico promovido por PROVENEZUELA. Más allá de felicitarlos por impulsar una campaña de denuncia ante cualquier abuso, quise traer un relato de esos que aunque no se cuenten, como dice la canción, “están ocurriendo hace rato”…

EL PODER DE LOS MONOSÍLABOS
-Sí
-¿Es cierto que cuando el acusado a eso de las 10 pm, luego de haber pasado toda la noche bailando con usted y después de haber compartido varias cervezas, específicamente 10, le pidió que lo acompañara a su casa en su moto, y que usted sin poner excusas, aceptó?
-Sí
-¿Es verdad que cuando llegaron a su casa y la madre del acusado dijo que se iría a dormir, usted no pidió marcharse ni pidió que la llevaran a su casa; por el contrario, llamó a una amiga para comunicarle que estaba con un amigo y que se quedaría un rato más con él?
-Sí
-¿Usted puede certificar, que después que quedaron a solas, usted comenzó a reírse de algunos chistes que mi defendido le contaba, y que según le dejó entrever que estaría disfrutando enormemente, así le dijo, el momento compartido y las palabras que mi defendido le decía?
-Sí
-¿Es verdad que cuando usted pidió el baño para ir a hacer pipí y el joven se ofreció a acompañarla, usted no puso reparos y por el contrario, le dio las gracias por el gesto que él tuvo y que cuando estuvo ya adentro de la casa, porque habían estado en el porche, iba contando unos chistes de mujeres que necesitan ir acompañadas a los baños porque no pueden ir solas?
-Sí
-Entonces cómo es que usted dice que mi defendido la violó, si hubo en usted todas las señales para una relación consensuada, si todas las acciones que usted hacía iban a favor de una noche de sexo, de relaciones coitales.
-Porque simplemente le dije que no. Cuando él se me abalanzó encima, una y otra vez le dije que No. ¡Por favor, no lo hagas! No, No, No…
