MARCHARSE NO ES DE COBARDE, NI QUEDARSE ES DE VALIENTE


Duro tiempo adentro el que nos ha tocado vivir, dentro del país, pero también dentro de cada uno de nosotros. Hay que saber cuándo irse, pero más importante: si vale la pena quedarse. No se puede en este momento refugiarse en la intemperie, hasta el animal sabe cuál es la morada que le da abrigo, protección. Y en este momento, Venezuela no es morada para muchos, es prisión. Hago este texto y siento que las palabras también se han ido…

Daniel, mi estudiante, se sentó donde siempre: frente a mi escritorio. Al principio chistoso y sonriente. Luego en un momento de silencio, lo soltó: “Bueno, sí, profe, me voy”. Me dijo que como buen venezolano se va sin señales; su brújula es la intuición. Lleva su título de médico y un certificado de Magna cum laude, que según él aquí no le sirve de mucho. Me pregunta ¿qué pienso? Y quiero decirle que se quede, que aunque la casa esté fracturada, entre todos la arreglaremos, que su título le abrirá un millón de puertas, que esto es solo una pesadilla y que ya vamos a despertar, que no perdamos el país, que no lo entreguemos. Pero su mirada se sembró en mis ojos y solo le pude preguntar: ¿Qué se le puede decir a los que se van? Que te vas muy bien preparado, que nadie te diga que tu educación está por debajo de la de otros, que si tienes que volver la mirada a tu país, lo hagas con gratitud y no con resentimiento. Que nadie ose hablar mal de Venezuela en tu presencia, recuerda que nadie habla mal de nuestra familia porque eso es hablar mal de nosotros, que seas el mejor ejemplo allá afuera de los jóvenes que aún quedan aquí adentro. Le digo sintiendo pesar por sus lágrimas. Y para verlo reír le digo: ¿Que qué te puedo decir, chico? ¡Qué vejez más mala me espera! Él se ríe, pero lo dos sabemos que eso también es una realidad.

En el año 2012 un documental, Caracas, ciudad de despedidas, hecho por unos muchachos universitarios, se hizo famoso, no tanto por lo que denunciaba sino por una frase que recogía en ese momento el sentimiento de un grupo de jóvenes que deseaba salir del país. El “me iría demasiado” sirvió para el escarnio, la exclusión y hasta para el hostigamiento. En ese documental, dirigido por Ivanna Chávez y Javier Pita, se escuchan las opiniones de siete jóvenes caraqueños de clase media que desean salir del país. Si bien es cierto que hay una cierta superficialidad en la manera de responder las preguntas y que todo lo dicho por esos jóvenes se redujo a un “me iría demasiado”, el video es una denuncia clara y un llamado de atención, de reflexión, para la sociedad venezolana. Nos estamos quedando sin jóvenes.

Escribo y siento que a veces la vida es tan difícil y lo único que debemos hacer es tomar otro camino e ir hacia otro lado. Esforzarte para no ser lo suficiente, no es el sueño de nadie. Daniel, con sus 24 años es mucho más valiente que yo y que muchos. Porque hay muchos que ya se fueron, pero hay otros que aun quedándonos, ya estamos idos. Particularmente: ya estoy cansada de tantas despedidas.
