En cada una de las obras civiles, donde se encuentra un personal especializado (Ingeniero civil), se nota la excelente ejecución del proyecto por parte de la constructora o las personas encargas de la construcción, ya que se cumple con todas las especificaciones planteadas en los planos o bosquejos. Pero son precisamente estas especificaciones, las que necesitan de ciertos estudios que arrojen datos que aseguren un diseño confiable o proyección de la edificación a construir; para hacer todas estas evaluaciones, debemos de tomar muestras en el terreno que contendrá nuestra estructura y a partir de allí, determinar los estudios que se ejecutarán en la obra. El estudio de suelos es una de las evaluaciones más importantes al momento, de idear la estructura que estará sobre el terreno asignado, ya que este nos permitirá conocer características fundamentales para nuestro proyecto.
Ahora bien, el estudio de suelo trata del muestreo realizado en la superficie donde proyectamos la construcción, esto se hace de dos formas, una Técnica y otra práctica, casi siempre por cuestiones de tiempo, se realiza de forma práctica, siendo el estudio de suelo in situ, es decir, tomamos una muestra del terreno y le realizamos varios ensayos que nos permitirán conocer características del mismo, al momento de realizar el estudio de suelos de forma práctica, hacemos una calicata (hoyo) con dimensiones dictaminadas por el personal encargado de la obra; la razón de hacer esta calicata, es poder observar cada estrato de suelo presente en el terreno y así caracterizar cada uno de ellos. Una vez que tengamos todo esto, es que comenzamos a aplicar los ensayos correspondientes, algunos de estos son: ensayo de plasticidad, ensayo de permeabilidad, ensayo de elasticidad, entre otros ensayos que se puedan aplicar.
Para poder tener una excelente definición del tipo de suelo que tenemos, debemos de acertar en el análisis posterior a los ensayos, ya que todo nuestro proyecto dependerá de ello. En los análisis de ensayos in situ obtendremos, sí el suelo presenta resistencia para ser trabajado, el porcentaje aproximado de materia orgánica que posee y por supuesto a que profundidad puede ser utilizado el suelo como soporte de nuestra edificación. El estudio que se hace de forma técnica, está relacionado totalmente con resultados obtenidos en laboratorio, siendo el más relevante de todos, el ensayo de CBR (capacidad de soporte de carga del suelo), pues este nos permite saber el máximo número de plantas que puede contener la edificación sobre la superficie. Debo decir que al momento de conocer el tipo de suelo presente en la zona de trabajo, no es problema alguno si encontramos un suelo regular o malo, ya que existen ciertas cantidades de métodos constructivos que permiten desarrollar la obra sobre estos.
A medida que diseñamos la estructura de nuestra edificación, nos damos cuenta cuán importante ha sido el estudio de suelo, ya que nos sirve de referencia al momento de plantear las dimensiones que tendrán nuestras fundaciones, los materiales de construcción a utilizar, sistema constructivo que iremos a emplear, entre muchos aspectos más. Por mucho tiempo la ingeniería civil ha estado ligada a la geología, sencillamente porque permite desarrollar un estudio profundo del suelo de cada zona urbana. Luego de exponer todos estos beneficios del estudio de suelo, debo decir que como ingeniero civil, recomiendo que en toda clase de construcción se realice dicha evaluación, ya que muchos de los problemas presentes en las construcciones, nacen a raíz de la mecánica de suelo, que no fue estudiada desde el principio de la obra, donde solamente se obvio esta parte de la proyección y se comenzó a ejecutar la labor. El suelo actúa como un agente participativo en las edificaciones y por ende debe de tener la máxima observación en sus acciones.