
Esta foto que están viendo es del año 1957, un año antes de la caída de la dictadura. Estamos en el sector el Cuartel en Catia, Caracas, específicamente en la urbanización Urdaneta, mejor conocida como las Veredas.
El del triciclo es mi segundo hermano, César, catorce meses menor que yo. La niña que está de pie es mi prima Yolanda, casi un año mayor que yo. El zagaletón que está sentado es Daniel Ocanto, quien sería luego el esposo de mi tía Blanquita. Daniel murió en Cabudare, Estado Lara, hace aproximadamente 8 años.
Como ven se trata de una escena muy familiar, un montón de niños jugando tranquilamente cerca de sus casas. La ausencia de algún adulto en la escena nos dice del clima de seguridad y tranquilidad que se vivía en la zona, eran unos tiempos donde la delincuencia era una extrañeza en Venezuela. Nótese que no existían los enrejados, solo las paredes perimetrales, hechas principalmente con la finalidad de delimitar los espacios, no por seguridad.

En ese tiempo vivíamos tres familias en la misma casa. Justo donde está sentado Daniel quedaba la casa de la familia Colmenares. Vivíamos allí, la abuela Blanca con dos hijos solteros; mi tío José, el papá de Yolanda y cinco niños más; además de mi papá, mi mamá, César y yo. Todos nos arreglábamos en un espacio de tres cuartos.
Esa casa era de mi abuela Paterna. La había comprado de traspaso a un señor que nunca nadie pudo decirme cómo se llamaba. La casa había sido construida unos 10 años atrás por el Banco Obrero, un organismo creado en 1928 por el General, Juan Vicente Gómez.
Por aquel tiempo la dictadura de Pérez Jiménez había emprendido un agresivo plan de construcción de viviendas en toda Caracas. La muestra de ello la tienen en los superbloques del fondo. Los famosos bloques de Urdaneta.

Los bloques de “Las Lomas de Urdaneta” fueron inaugurados el año de mi nacimiento, en 1954. Formaban parte de un plan de mejoramiento urbano en el que la dictadura fue desalojando las barriadas populares que habían surgido en los cerros de la capital desde mediados de los años 30, hechas con viviendas improvisadas, nuestros famosos ranchos.
La estrategia de la dictadura era desalojar las áreas de las colinas y sustituir los ranchos por esas viviendas de alta densidad. Al principio no fue bien visto por los usuarios que echaban de menos sus patios con animales y plantas, en muchos casos los procesos de adaptación fueron traumáticos y muchos pobladores decidieron abandonar los bloques para colonizar otros cerros en las afueras de la ciudad. Más de una vez hubo que recurrir a la fuerza pública para desalojar de los apartamentos ovejas, cochinos y gallinas, que empezaban a convertirse en un problema de salud pública.


Los bloques de “Las Lomas” jugaron un papel muy importante en la historia de la ciudad durante los primeros años de la Democracia. En ellos se concentraron focos importantes de la guerrilla urbana que trató de echar al traste al gobierno de Rómulo Betancourt, en los tempranos años 60 del siglo XX.
Más de una vez los soldados del Cuartel Urdaneta se apostaban frente a mi casa y mandaban a apagar todas las luces. Entonces comenzaba una auténtica plomazón contra los bloques; en alguna oportunidad creo recordar la presencia de una especie de tanque de guerra que nos dejaba sordos, temblando y con los ojos en lágrimas, luego de cada disparo. Fueron años muy difíciles para los que vivíamos en el Oeste. Afortunadamente en aquel tiempo la Democracia logró imponerse y el país pudo vivir un tiempo de prosperidad.
Es impresionante todo lo que podemos revivir a partir de una fotografía. Debo agradecer una vez más la gentil invitación de la amiga, @charjaim, para unirme a este reto, mi momento Kodak. La iniciativa la comenzó otra amiga, @lilianajimenez, quien propuso una invitación para rescatar aquellos momentos mágicos de nuestra vida y que, gracias a la fotografía, han quedado registrados para siempre. La propuesta inicial la pueden ver aquí.
Gracias por su tiempo.
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