Las damas tienen la cualidad de afrontar situaciones difíciles tan igual a un hombre y en muchos casos, son más machos que los propios machos.

Ciertas mujeres por cuestiones de vida, aprenden a comportarse defensivamente en cualquier situación que se requiera valentía y coraje, sin depender de una protección masculina. Algunas son madres solteras, que les toca defender a sus hijos como cualquier leona defendiendo a sus cachorros.

La compleja situación económica de nuestro país, influye negativamente en la seguridad de todos sus ciudadanos, haciendo crecer los actos delictivos, cuando algunas personas se convencen en decir que la solución a sus problemas, es despojar de las pertenecías, a todo aquel que se cruce en su vida. Se meten en la cabeza tanto su locura, que adaptan su cerebro para su convencimiento que sus actos son justificados.

Algunos días atrás una vecina, comadre y amiga de mucho tiempo, tuvo un incidente desagradable. Es madre soltera de un joven que en días próximos cumplirá 16 años y es una de esas mujeres que no necesita amparo varonil. Es muy volátil, se defiende por las buenas y malas, y no mide proporción de su contrincante en cualquier situación de bronca. Como decimos por estos lados “ella es pa’lante”.

En el pasado la han intentado robar. Ella grita, forcejea, araña y logra defender sus peculios del amigo de lo ajeno. Sale airosa y cuenta con una historia en la vida para contar. Pero esta ocasión fue distinta, y todo porque estuvo involucrado su hijo.

Saliendo a tempranas horas de la mañana para ir a su trabajo en compañía de su hijo, mi ahijado. Se vieron interceptados por la mala fortuna de chocar con un delincuente que los tomó por sorpresa para asaltarlos.

El delincuente se fue directo al chamo apuntándolo con su arma a la cabeza, pidiendo que le entregara el teléfono y el dinero. El niño se quedó frío sin poder hacer nada ni decir palabra alguna, y aquí viene la actuación de la madre, quien inteligentemente no peleo, no forcejeo, no le grito al choro, pensando en un desenlace trágico. Fue ingeniosamente sumisa. Me metió en medio. Se rindió a los ardides del maleante para resguardar la vida del muchacho y la suya, sin importar lo que cediera.

Primero, como una madre puede bajar la guardia entregando hasta lo que no tiene para proteger a un hijo, teniendo antecedentes de ser una gata a la defensa.

Segundo, como las mujeres son más arriesgadas que un hombre en cuestiones de defensa, siendo agresivas en algunos momentos y disciplinadas en otros. Dependiendo de los distintos actores que estén interviniendo.

Tercero, el pensamiento que tenemos ya los venezolanos al término de una situación como esta. “te robaron pero no te paso nada”. Como calibramos una situación siempre pensando en “el por lo menos”. Siendo lo justo que estas cosas no ocurriesen, o en los casos que ocurriera y deberían ser remotos, hubiera diligencia policial en la debida protección al pueblo cívico.