La Hipertensión Arterial es considerada además de un factor de riesgo modificable, asociado a patrones alimentarios inadecuados, disminución de la actividad física y otros aspectos conductuales relacionados con hábitos tóxicos; factores que se mantiene no solo a nivel mundial, sino también en nuestro país por ser una población consumidora de una dieta ricas en grasa, sodio y carbohidratos aunado a esto estilo de vida estresante por la situación social y económica que de una u otra forma repercute considerablemente en el desarrollo de la enfermedad.
Por lo cual, no solo es importante el tratamiento farmacológico que tenga la persona, sino que además se hace imprescindible, mantener una actitud responsable ante la enfermedad, que va más allá del cumplimiento del tratamiento farmacológico, y que recoge óptimos hábitos y estilos de vida que aseguren la calidad de la misma.
Numerosos estudios reflejan que para el desarrollo de una práctica educativa es necesario reconocer que cada individuo tiene opiniones, valores y creencias adquiridas en su ambiente social.
El control de la hipertensión arterial requiere la modificación de los factores de riesgo conocidos y, en su caso, una rigurosa adherencia al tratamiento farmacológico, todo esto con el propósito de propiciar el auto cuidado, así como facilitar la educación la adopción de estilos de vida saludables es indispensable incorporar la educación del enfermo como parte del tratamiento.
En el aporte educativo al paciente este debe ser informado acerca de los aspectos básicos su enfermedad, complicaciones, factores de riesgo, manejo no farmacológico, componentes, metas del tratamiento, prevención de complicaciones y la necesidad de adherencia al tratamiento.
Por tanto resulta evidente que la educación para la salud facilita la modificación en hábitos y comportamientos, lo que permite restablecer y conservar la salud, mejorando las condiciones de vida a través de la implantación de programas educativos que lleven un control estricto del régimen higiénico, dietético y médico, dándose un enfoque para la Atención individual y personalizada, a la vez que se propicia el auto cuidado del individuo y su familia, lo cual mejora las expectativas de vida de la población.
En la prevención primaria de la Hipertensión arterial, como programa de estado va acompañada con la estrategia de centrarse en el consejo individual de los que acuden a la atención asistencial así como la orientación a la familia como principal promotor de salud dirigido a cambiar estilos de vidas que favorecen la disminución de la prevalencia de los factores de riesgos adquiridos de la Hipertension Arterial por medio de la adquisición de hábitos saludables ya que son ellos los que se encuentran en constante contacto con el paciente.