Hace tiempo que no participaba en las iniciativas de poesía del buen amigo @felixgarciap. Pájaros pequeños como los de mi poema ahora me recuerdan que siempre es una oportunidad grata y que siempre he disfrutado. Además, a esta iniciativa le debo mucho. En sus ediciones escribí una buena cantidad de textos que de otra manera no se hubieran escrito. El formato de la poesía lírica y sus promts desafiantes siempre me han dado alegría y caminos por explorar.
Gracias, @felixgarciap, por hacerlo de nuevo.
Va, pues, mi poema para Edición 83 de Initiative Lyric Poetry Contest e invito a participar a los amigos @oacevedo y @alidamaria:
Collage propio ( Fuente 1, Fuente 2, Fuente 3, Fuente 4)
Sombra
Sombra.
Los pequeños pájaros
de la niña que fui
recuerdan
la humedad de los cacaotales.
La espesura
recortando las nubes.
Mira: ahí va el conejo
una estrella,
una sirena blanca, blanca,
cuajada de lluvia.
Rodeamos los troncos manchados
de líquenes.
Damos vueltas hasta embriagarnos de nubes.
Los pájaros de mi infancia cantan
la maraca y su estallido
amarillo dorado,
el corazón de sus delicias.
Los granos se secaban al sol
fuera de la casa de la abuela.
Saquen las tablas de jabotí, dice ella.
A trillar, dice ella.
Luego la fragante espuma,
la dulce leche
derritiendo el corazón de las delicias.
Mira, en mi cuenco corre un conejo
una estrella,
una sirena de azúcar nada, nada
en la espuma.
Los pájaros se acuerdan
de la abuela,
de su chocolate amargo de la tarde.
Las manos blancas de hace años.
La libación de las viejas,
susurrando en sueños
de hace años.
Luego nos fuimos.
La ciudad era grande
con su cielo de farolas.
Entonces me olvidé de los pájaros.
Caminé mucho.
Me olvidé de los árboles.
Pero por las tardes,
desde mi taza el pajarito
canta con su larga memoria.
Canta desde el corazón de las delicias
y la sombra del cacaotero
me arrulla
de otra vez.
Versión en ingles realizada con la ayuda de Deepl.
Shade
Shade.
The little birds
of the girl I was
remember
the humidity of the cocoa groves.
The thicket
trimming clouds.
Look: there goes the rabbit,
a star,
a white, white mermaid,
curdled with rain.
We circled the trunks stained
of lichen.
We circled until we were drunk with clouds.
The birds of my childhood sing
the fruit and its bursting
golden yellow,
the heart of its delights.
The grains were dried in the sun
outside grandma's house.
Take out the jabotí boards, she said.
To thresh, she said.
Then the fragrant foam,
the sweet milk
melting the heart of delights.
Look, in my bowl runs a rabbit,
a star,
a sugar mermaid swims, swims,
in the foam.
The birds remember
of grandma,
the bitter chocolate of the afternoon.
The white hands of years ago.
The old women libation,
whispering in dreams
of years ago.
Then we left.
The city was big
with its sky of street lamps.
Then I forgot the birds.
I walked a lot.
I forgot the trees.
But in the evenings,
from my cup the little bird
sings with its long memory.
It sings from the heart of delights
and the shade of the cocoa tree
lulls me
again.
Gracias por la compañía. Bienvenidos siempre.
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